El inminente desembarco de Néstor Kirchner como presidente del Partido Justicialista parece haberse convertido en una novela por entregas con un final cantado. Como un folletín cuyo desenlace se va acercando capítulo a capítulo, la mayor parte de la dirigencia peronista está viviendo su propia cuenta regresiva. Un conteo que terminará con Kirchner en la presidencia del partido. “Es el objetivo principal, el objetivo de todos los justicialistas del país”, aseguró a Página/12 el diputado José María Díaz Bancalari, titular del PJ bonaerense y principal anfitrión del encuentro que se realizó ayer en la sede del Consejo partidario, en Avenida de Mayo al 800. Con asistencia casi perfecta, los peronistas bonaerenses decidieron convocar al congreso del justicialismo provincial el viernes 22 de febrero, en el municipio de Tres de Febrero. Allí se elegirán a los 245 congresales que representarán al peronismo de Buenos Aires en el congreso nacional del partido.

La convocatoria del congreso provincial del PJ bonaerense es uno de los pasos legales que debe cumplir el justicialismo para elegir nuevas autoridades sin que se discuta su legitimidad. Como los mandatos de los delegados por Buenos Aires están vencidos, el congreso provincial debe volver a elegirlos. Así podrán participar del encuentro nacional. El kirchnerismo pretende que el congreso nacional del PJ se realice el 7 de marzo. Recién en esa fecha se sabrá si se elige a Kirchner jefe partidario con lista única o, en el caso de que se presente algún competidor, si deberá convocarse a elecciones internas.

El propio Kirchner ya se garantizó un clima muy propicio, dispuesto a la aclamación, para los días previos al congreso partidario. Ayer recibió al secretario general de la CGT, Hugo Moyano, y al titular del gremio de Mercantiles, Armando Cavalieri, en sus oficinas de Puerto Madero. Durante la charla, Moyano comprometió su colaboración para organizar un acto en el estadio de Obras Sanitarias o en el Luna Park. Con la movilización de sindicatos e intendentes del conurbano, la idea es ofrecerle a Kirchner una tribuna con una concentración de 8 a 10 mil personas. Será un baño de multitudes antes de su desembarco en el PJ.

En la sede partidaria ayer se vieron imágenes impensables hace dos años y medio. Dirigentes que se habían enfrentado en las elecciones de 2005 –unos desde el Frente para la Victoria, otros desde el PJ– festejaron la futura conducción de Kirchner al frente del partido con saludos y bromas. Otrora enemigos declarados, Díaz Bancalari y el ministro del Interior, Florencio Randazzo, intercambiaron sonrisas delante de sus compañeros. “Estamos contentos porque nos acompaña el ministro del Interior”, ensalzó en público el diputado y presidente del PJ bonaerense. Randazzo fue uno de los dirigentes que decidió autoexcluirse del peronismo bonaerense para acompañar a CFK en las elecciones legislativas de 2005. Ayer fue el centro de algunos chistes. “Le pedimos que sea generoso y nos dé algún ATN”, se escuchó desde la sala.

La reunión fue muy expeditiva y no duró más de dos horas. La mayor parte de las decisiones ya se habían consensuado antes, sólo faltaba levantar la mano. Además de convocar el congreso provincial para el 22 de febrero, se decidió implementar una amnistía para los afiliados que se fueron del partido y se presentaron a elecciones con otro sello político. Ese perdón favorecerá a todos los peronistas bonaerenses que compitieron con la lista del PJ a través del FpV. También se solicitó la normalización del partido a nivel nacional, hoy intervenido por la Justicia. El pedido estuvo dirigido a la mesa del congreso que agrupa a todos los delegados del país. Para el final se dejó un gesto pensado para el jefe: se apoyó públicamente la candidatura de Kirchner para ocupar la presidencia partidaria. Fue aprobada por unanimidad. El próximo capítulo será en Tres de Febrero, la patria chica de Hugo Curto. “Es el vicepresidente del partido. Ofreció su distrito, tiene poder de organización y ya hemos tenido otras experiencias que han sido buenas”, lo elogió Randazzo en diálogo con Página/12. Como en los viejos tiempos: para un peronista no hay nada mejor que otro peronista.