EL PAíS › LA INCERTIDUMBRE DE LOS TRANSVERSALES ANTE LA MOVIDA EN EL PJ
Kirchner reorganiza al justicialismo y empuja a los radicales a que hagan lo mismo. ¿Dónde quedan los aliados transversales? Para algunos, el único camino es unificarse en un espacio común y empujar a que se haga, al fin, la reforma política.
› Por Santiago Rodríguez
La decisión de Néstor Kirchner de reorganizar el PJ y su empujón a los radicales K para que hagan lo mismo con la UCR provocó incertidumbre entre quienes acompañan al Gobierno sin anclajes en ninguno de los dos partidos políticos tradicionales. “¿Y esto dónde nos deja parados?”, fue lo que se preguntaron los que tiempo atrás nutrieron la transversalidad fogoneada por el mismo Kirchner, al verlo empeñado en reordenar el peronismo. Después llegaron las charlas de café, los análisis del nuevo escenario y algunas conclusiones: una, que el camino emprendido por el ex mandatario obliga al centroizquierda a unificarse en un espacio sin fisuras para que la concertación no sea monopolizada por peronistas y radicales; otra, que lo deseable sería que la reorganización de los partidos se basara en la declamada pero nunca concretada reforma política.
La inquietud del centroizquierda que acompaña al kirchnerismo no es descabellada. Kirchner forjó su poder a partir de la gestión y abrió el juego a diversas expresiones progresistas sin prestar mayor atención a la estructura formal del peronismo. Puesto ahora a ordenar el PJ, la duda es si hará del partido la columna vertebral de su proyecto político y olvidará a quienes lo siguen desde otros espacios.
“Si esta reorganización empieza y termina en el PJ, muchos quedaremos afuera. No creo que ésa sea la intención de Kirchner”, expuso a Página/12 el subsecretario de Asuntos Latinoamericanos, Eduardo Sigal. El funcionario de la Cancillería y presidente del Frente Grande es uno de los tantos que en estos días cambiaron opiniones con otros dirigentes del centroizquierda sobre los últimos pasos del ex mandatario y concluyó que “se nos plantea el desafío de reagrupar a lo nacional, popular y progresista”. Aunque compartan el análisis de Sigal sobre las intenciones de Kirchner, más de uno advierte sobre un “repliegue” del santacruceño en el PJ que “va a reducir mucho la posibilidad que había hasta ahora para jugar por los bordes”. “Los caminos alternativos que utilizaban, por ejemplo, Luis Juez y otros dirigentes en provincias con caudillos y estructuras peronistas de tipo feudal se van a cerrar definitivamente”, auguró un transversal de la primera hora.
Sea porque en verdad creen que es una obligación de época o por un mero instinto de supervivencia, la dirigencia de centroizquierda pone énfasis en la necesidad de agruparse. Por el momento, Kirchner no les ha dado la espalda ni tampoco muestras de que vaya a hacerlo. En el reparto de los espacios de poder que esta semana se concretó en la Cámara de Diputados, el kirchnerismo se quedó con casi todo, pero le cedió la conducción de la Comisión de Legislación General a Vilma Ibarra, aliada por el flanco progresista. Los radicales K, en cambio, quedaron con las manos vacías.
Es un calco de lo que ocurre en la administración de Cristina Fernández: la tropa radical comandada por el vicepresidente Julio Cobos sólo obtuvo cargos en las segundas líneas, mientras que el Ministerio de Salud está en manos de Graciela Ocaña (llegada desde el ARI) y la cartera de Defensa, a cargo de Nilda Garré (una de las referentes del Frente Grande). Aunque no por su aporte a la transversalidad, sino por sus pergaminos académicos, el gabinete nacional tiene otros dos exponentes que no provienen del peronismo: Juan Carlos Tedesco (Educación) y Lino Barañao (Ciencia, Técnica e Innovación Productiva). Todos ellos son mencionados por los dirigentes de centroizquierda cuando se habla de la necesidad de unir fuerzas. En la nómina aparecen también otras figuras como la diputada Mercedes Marcó del Pont y el secretario de Cultura, José Nun.
“El gran desafío del centroizquierda es construir un partido”, señaló también el subsecretario de Coordinación de Políticas Ambientales, Fernando Melillo, y opinó que la reorganización del PJ emprendida por Kirchner “debería ser un acicate” para trabajar en ese mismo sentido. El funcionario de reciente pasado en el ARI estimó que en caso de que el espacio progresista no consiga unirse “habrá un camino inexorable de regreso al peronismo de quienes tienen ese origen y quedarán por otro lado personalidades o grupos satélite de mucha gente que no tiene pertenencia histórica al PJ y por lo tanto no se siente expresada por el partido”.
“Deberíamos hacer el esfuerzo para que todas las expresiones de centroizquierda se reorganicen y se unifiquen en cierto lugar”, coincidió por eso el presidente del bloque K en la Legislatura porteña, Diego Kravetz. Y añadió: “Tenemos que entender cuáles son los actuales procesos políticos y sociales. Darnos cuenta de que se acabó la etapa de las figuras y que viene ésta de construcción”.
Un matiz que siempre distinguió a los sectores de centroizquierda alineados con el gobierno del kirchnerismo en sí es la prédica por una mejora de la calidad institucional. Es una diferencia que vuelve a quedar de manifiesto frente al avance de Kirchner en la reorganización del PJ. “Si bien la institucionalización de los partidos es una buena noticia, uno hubiese querido que se hiciera sobre la base de una reforma política, una revisión de la financiación de partidos, una depuración de las afiliaciones y un nuevo sistema de selección de dirigentes. Que se encare el reordenamiento del PJ con la misma estructura y los mismos personajes de siempre no es lo mejor”, se escuchó en las charlas de café.
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