EL PAíS
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Tiempos morbosos
Por Néstor Vicente*
No es posible hacer política sin sueños. Al menos si esa política está inspirada en la búsqueda de una sociedad justa y solidaria e imagina que los modos de gestión para lograrla deben ser participativos, honestos y transparentes.
Tampoco es posible hacer política ignorando la realidad, porque no se puede desconocer el objeto a ser modificado.
La realidad como piso y los sueños tocando las nubes. Cómo hacer para no quedar aferrados al piso; cómo hacer que los sueños no se conviertan sólo en una mirada desde la tierra. Cómo poder unir estos extremos sin desalentarse y abandonar el intento.
La realidad no debe agobiar de tal manera que dentro de ella no se encuentre ni felicidad ni deseo; no se la puede entender como inmodificable porque sería tan grave como ignorarla y no se debe aceptar que el único cambio posible es asemejable a un realismo mágico que trastroca en un solo acto la totalidad de lo existente.
En el otro extremo hay que evitar que al barrilete de la utopía y los sueños se le corte el piolín y vuele hacia el mundo de la fantasía.
Quienes detentan el poder, cada vez más concentrado y aislado, no le temen a la utopía por lo que hay de irrealizable en ella. Le temen a los logros concretos en camino a la utopía.
La política se inspira en la poesía y también en el pensamiento teórico, pero es acción, práctica concreta y hoy la crisis que estamos atravesando nos exige compartir un proyecto que frene el deterioro y la decadencia. Que dé respuesta ya.
No tenemos por delante un papel en blanco donde dibujar nuestros proyectos, ni un tiempo ilimitado para concretarlo. Definamos las divisorias de aguas y entre quienes compartimos los grandes trazos de un horizonte solidario articulemos un proyecto compartido, que no será imagen de los sueños, pero irá camino a ellos.
No dejemos que los pragmáticos del sometimiento a la realidad se conviertan en la única alternativa. No será suficiente que digamos con acierto lo que está mal, se espera de este espacio de centroizquierda, progresista, que proponga cómo poner fin a los tiempos morbosos que vaticinó Antonio Gramsci en sus cuadernos de la cárcel al afirmar que “la crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo, y en ese interregno ocurren los fenómenos más morbosos”.
* Ex legislador por el Frepaso