Aníbal Fernández anunció que querelló a Carrió por vincularlo al narcotráfico y dijo que “no tiene los patitos en fila”. Desde la CC respondieron que el ministro de Justicia es parte de “una jauría desbocada que pretende acallar y encarcelar a la líder de la oposición”.
Si hay algo que no se puede decir de Elisa Carrió es que no consigue que su público le responda. Inició esta semana con un cruce con el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, a quien trató de “viejo impostor”. Y logró que el aludido le contestara, enfurecido, y la acusara de “haragana”. Ayer obtuvo otra respuesta, esta vez del ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, quien anunció que la querellará por vincularlo al narcotráfico. “La señora no tiene los patitos en fila, con lo cual, que diga lo que diga, me tiene sin cuidado, ya que no obedece a la visión de una persona seria”, le apuntó Fernández. Desde la CC, le pidieron al ministro que “se ocupe de la inseguridad” y le endilgaron ser parte de “una jauría desbocada que pretende acallar y encarcelar a la líder de la oposición”.
En respuesta, Patricia Bullrich negó que alguien hubiera vinculado a Fernández con el narcotráfico y le recomendó al ministro que “lea a Marcelo Saín”. “Carrió dijo lo mismo que Saín: no hay posibilidad de que la policía de la provincia trabaje con autonomía de las decisiones políticas. Ellos conviven con lo que denuncian sus propios funcionarios. Y Aníbal Fernández es cómplice”, afirmó Bullrich a Página/12.
La semana de Lilita empezó movidita. La líder de la Coalición Cívica sostuvo que la candidatura de Lavagna había sido una “impostura social” porque “se decía opositor, pero era parte del gobierno”. Incluso deslizó la sospecha de que ya estaba de acuerdo con Kirchner el año pasado y se presentó para quitarle votos a ella. Lavagna no tardó en responderle en un tono poco frecuente para él: “Es una candidata que haraganea de playa en playa desde hace meses, cada tanto viene y fustiga a la sociedad argentina con alguna de sus premoniciones”, dijo.
El martes por la noche, la dirigente le volvió a apuntar a Fernández. Ayer el ministro la querelló y dijo que se trataba de una “canallada”. “El odio la ha consumido, debe ser tristísimo vivir así: llegar a su casa y pensar a quién va a injuriar al otro día, para que la gente piense que ella es lo mejor”, disparó. “Hay cosas que no se pueden dejar pasar”, aseguró al anunciar que sumaría una más a la lista de acciones judiciales que tiene Carrió en su haber.
La dirigente ya pasó por un juicio por calumnias e injurias en el que fue absuelta. Lo inició el empresario pesquero Héctor Antonio, a quien Carrió vinculó con la muerte de otro empresario, Raúl Espinosa. También la querelló un socio de Antonio y dueño de Conarpesa, Fernando Alvarez Castellano. Por ese caso, Lilita también tiene una querella de Aníbal Fernández por haber dicho que el funcionario había presionado a la mujer de Espinosa. El ministro de Planificación, Julio De Vido, también se había asociado al “Club de la Querella”, cuando la ex candidata lo acusó de ser “el cajero de Kirchner” y de financiar las campañas con fondos públicos.
La mesa política de la CC le contestó a Fernández con términos casi idénticos a los que utilizó ante la última embestida del Gobierno contra Carrió. A través de un comunicado, plantearon que Fernández es parte de “una jauría desbocada que pretende acallar y encarcelar a la líder de la oposición”. Además, le refregaron la visita del mandatario de Guinea Ecuatorial, Obiang Nguema Mbasango (ver página 7): “Mientras el Gobierno recibe a un dictador, que viola los más elementales derechos humanos y que con métodos de tortura persigue a sus opositores, manda al responsable de los altos índices de inseguridad a que ejerza la violencia verbal contra la presidenta de la CC”.
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