Lun 09.09.2002

EL PAíS

Un manifiesto contra la repetición del desastre

Una carta abierta que circula entre artistas e intelectuales exige un plebiscito vinculante para elegir una constituyente y renovar el sistema totalmente. Ya tiene más de 300 firmas.

“Rechazamos la repetición de las mismas conductas que condujeron a la Argentina a la situación desastrosa en que hoy se encuentra. Y estamos decididos a no convalidar el fraude ni la revalidación en sus puestos de los mismos que montan esta farsa electoral que más se parece a otra vulgar interna partidaria”, dice en el primero de sus cuatro puntos. Más adelante sostiene que “rechazamos que nos sigan amenazando con el caos inminente que ellos mismos han venido provocando” y que “la Argentina necesita en esta hora un proyecto de país que sea perdurable y capaz de satisfacer las necesidades de sus habitantes”; y por último remata: “Por eso exigimos un plebiscito vinculante, abierto y libre, garantizado por organismos internacionales, para elegir una Convención Constituyente que establezca las bases de un nuevo sistema democrático participativo”. Se trata de una carta abierta que circula entre intelectuales y artistas, y que ya tiene más de trescientas firmas de adhesión.
“Tenemos la convicción de que este sistema político actual está completamente agotado y que es necesario darle el mayor contenido posible a la reivindicación de que se vayan todos. Los políticos no le están dando ese contenido y, por lo tanto, los intelectuales nos vemos obligados a pensar cómo se puede tomar ese grito, que es sólo un grito, y articularlo”, explicó la socióloga Beatriz Sarlo a Página/12.
Sarlo no sólo firmó la carta en reclamo de la convocatoria a una Convención Constituyente sino que es además una de las cuatro personas que la promovió. El grupo del que surgió la idea lo integran, además, el escritor Mempo Giardinelli, el periodista Daniel Link y Gabriela Massuh.
Los intelectuales demandan la convocatoria a una Convención Constituyente porque consideran que “es indispensable –según precisó Sarlo– encarar una reforma de las instituciones y la puesta en comisión de la Corte Suprema de Justicia, y eso sólo es posible por medio de esa vía”. Aunque a título personal opinó que, por ejemplo, “habría que repensar el Senado y la regionalización de la Argentina”, la socióloga aclaró que cada uno de los firmantes de la carta tiene sus propias ideas al respecto y que, por lo tanto, la intención es “empezar a debatir los temas que serían objeto de discusión” de los constituyentes. Además destacó que “ese debate contribuiría a reinstalar la circulación de ideas” en el país.
Si bien la carta abierta de los intelectuales no plantea qué hacer en caso de que no se concrete la convocatoria a la Convención Constituyente ni entra –mucho menos– en el debate acerca de la conveniencia o no de la abstención en las próximas elecciones si es que antes no se produce una renovación total de los cargos electivos, los distintos firmantes tienen su propia opinión al respecto.
“No sabemos cómo y en qué condiciones vamos a llegar. Las elecciones están convocadas desde lo formal, pero no se ha conformado un escenario electoral. Así como están planteadas las cosas no hay posibilidades de participar”, consideró Sarlo, además de advertir que “quien salga elegido no tiene la menor chance de estabilidad futura porque va a tener que enfrentar los reclamos contradictorios de la sociedad en su conjunto”.
“La sociedad necesita que la gente que no es deshonesta y que se ha venido preparando para intervenir en las decisiones sociales no se retire”, discrepó el escritor y crítico literario Noé Jitrik y se refirió concretamente a Elisa Carrió y Luis Zamora. “Están presos de una petición de principios y no veo por qué debe ser así. Una cosa es señalar los errores y criticar al sistema y otra es crearse una especie de bloque que les impide participar y frustra a toda la sociedad de seguir contando con esas voces”, agregó Jitrik, quien alertó que “después de haber declarado tanto que se iban a retirar, si Carrió y Zamora deciden finalmente seguir es posible que terminen autodestruyéndose”.
Jitrik firmó la carta porque “me pareció que era un texto razonable sobre lo que podría ser factible en este momento. No se trata de una demanda alocada sino que, por el contrario, una Convención Constituyentepodría constituir un espacio importante y representativo porque la sociedad está en estado de deliberación, pero hace falta darle cierta organicidad para que tenga un cauce”.
El escritor Juan Forn, otro de los adherentes a la carta, recordó que “para mí fue muy significativo cuando el Frenapo consiguió juntar tres millones de firmas (a favor del seguro de empleo y formación)” y que fue la posibilidad de conseguir la convocatoria a una Constituyente por medio de ese mecanismo lo que lo decidió a firmar la carta. “En una Constituyente –añadió– me imagino un elenco político nuevo, no sólo con expertos constitucionalistas sino también con representantes de ONG y asambleas barriales que hagan posible discutir acerca de una política diferente de la de transas entre bambalinas como la actual.”
Sobre el abstencionismo en las próximas elecciones, Forn se manifestó más cerca de Sarlo que de Jitrik. “Yo vengo votando en blanco desde hace tiempo y no tengo claro qué haría si Carrió y Zamora no se presentan. Supongo que no me dejarían otra opción que votar otra vez en blanco”, reflexionó, aunque también declaró estar “seguro de que van a ofrecer un plan de lucha alternativo y entonces vería qué puedo aportar; o sea, cambiaría el frente de combate y estaría mucho más cerca de lo que podrían hacer ellos por el costado, fuera de las elecciones”.
“Ellos son políticos. Qué voy a decir yo de lo que deben hacer si, como decía Freud, hay tres cosas imposibles: gobernar, educar y psicoanalizar. Gracias que hago una de esas cosas más o menos bien o, por lo menos, trato”, sostuvo el psicoanalista y escritor Germán García. De todos modos, en su calidad de ciudadano, destacó que “siempre he votado porque tuve la dura vivencia de la dictadura y la triste experiencia de tener que estar seis años afuera del país. Los juegos hay que jugarlos; a veces se gana y otras se pierde, pero yo siempre los he jugado. La abstención, en todo caso, tiene sentido en los Estados soberanos, pero no en uno destruido como éste”. En su caso, García firmó la carta de los intelectuales porque “todo lo que se haga para promover la clarificación de las reglas de juego de la política me parece fundamental”.

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