En lo que ya parece una costumbre, se difundieron ayer nuevos datos negativos sobre la economía estadounidense. La inflación mayorista alcanzó el 1 por ciento en enero, más del doble de lo esperado; la confianza de los consumidores retrocedió a su nivel más bajo desde el comienzo de la guerra en Irak y el precio de las casas cayó cerca del 9 por ciento en los últimos tres meses de 2007. Como si esto fuera poco, el barril de petróleo volvió a ubicarse por encima de los 100 dólares. Sin embargo, a diferencia de lo que venía sucediendo tras la publicación de este tipo de datos, los mercados no se asustaron y cerraron una nueva jornada positiva. En Wall Street, el índice Dow Jones ganó 0,9 por ciento, mientras que en Buenos Aires el MerVal terminó 1,4 por ciento arriba.

La recuperación de la Bolsa de Nueva York estuvo guiada por las reacciones positivas generadas tras el anuncio de un programa de recompra de acciones por parte de IBM y a la disipación de las dudas que produjo una posible baja en las calificaciones de las principales aseguradoras norteamericanas. Al parecer, Estados Unidos se acostumbró a la crisis y estos datos bastaron a los inversores para inyectar confianza. Para el economista Miguel Bein, “hoy hay un mercado que absorbió malas noticias adelantadas sin que todavía se conocieran los datos macroeconómicos y que salió, transitoriamente, de la zona de pánico”.

La inflación mayorista de enero evidenció un aumento del 7,5 por ciento en los últimos doce meses, el incremento más vertiginoso desde 1981. La energía subió 1,5 por ciento, los combustibles 2,9 y los alimentos 1,7. Mientras que en Estados Unidos comienzan a hablar de “estanflación”, estancamiento con aumento de precios, el economista José Siaba Serrate apuntó que “todavía no se puede hablar de recesión, pero los datos evidencian que la política de tasas bajas está produciendo una aceleración en los precios, principalmente de las materias primas”.

De todas formas, el vicepresidente de la Fed, Donald Kohn, declaró que “no esperamos que la elevada inflación persista” y anunció que prevé una aceleración de la actividad económica para el segundo semestre en Estados Unidos. Mientras tanto, todavía no se conocieron siquiera los datos macroeconómicos del primer trimestre y los riesgos generados por la crisis inmobiliaria parecen estar lejos de finalizar.

Durante el día de hoy todas las miradas estarán puestas en el informe semestral sobre la política monetaria que presentará al Congreso Ben Bernake, titular de la Reserva Federal. Los mercados buscarán en los anuncios de Bernake todo tipo de señales que indiquen futuros recortes en las tasas de interés o si el énfasis recae sobre la inflación, lo que podría significar que la Fed está reconsiderando la velocidad de las bajas de tasas. Según proyecciones de algunos especialistas, el titular de la Fed confirmaría la preocupación del banco central por el crecimiento económico y anunciaría que está listo para bajar las tasas de interés cuando sea necesario.

Los anuncios de mayor inflación en Estados Unidos, sumados a las bajas en las tasas de interés de ese país, producen en el mercado de cambios importantes desplazamientos hacia otras monedas. Ayer el billete verde continuó perdiendo valor frente al euro. Cotizó a 1,5 dólar en Nueva York y 4,75 pesos.

En tanto, en la plaza doméstica, el MerVal tuvo su séptimo día positivo. Los títulos públicos cotizaron con mayorías de alzas. El dólar cerró con una leve suba, a 3,175 pesos, en un escenario en donde el Banco Central incorporó 66 millones de dólares a sus arcas. Las liquidaciones de los exportadores de cereales y la intervención del Central como principal demandante permitieron que las reservas internacionales alcanzaran un nuevo record, ubicándose en 49.006 millones de dólares.