EL PAíS › KIRCHNER RECIBIO A EX GOBERNADORES EN PUERTO MADERO
El ex presidente recibió a Marín, Obeid y Romero. El ex gobernador de Salta sugirió que podría presentar una lista propia en el partido. Kirchner quiere volver a los No Alineados.
› Por Martín Piqué
Hay imágenes que lo dicen todo. Que, por lo emblemáticas, por lo elocuentes, resumen un proceso aún incompleto, una tendencia en desarrollo. Eso pasó ayer en el bunker de Néstor Kirchner, en Olga Cossettini 1553, Puerto Madero. En un lapso de tres horas, el ex presidente recibió en sus oficinas a tres ex gobernadores del peronismo. Primero llegó el pampeano Rubén Marín, luego el santafesino Jorge Obeid. El plato fuerte resultó el salteño Juan Carlos Romero: quedó para el final de la tarde. Ex compañero de fórmula de Carlos Menem, Romero dijo que “no le parecía extraño” que Kirchner quisiera presidir el justicialismo. Cuando le preguntaron si pensaba apoyar una lista encabezada por Kirchner, contestó con una frase elusiva y no descartó que vaya a presentar una propia. “Si hubiera lista veríamos, todavía no hay. Sería sano que hubiera otra lista y que haya competencia.”
La sucesión de reuniones que tuvo ayer Kirchner podría ser interpretada como metáfora de su estrategia ante el PJ. Delante suyo desfilaron dos gobernadores con los que nunca tuvo empatía, Marín y Romero, aunque con ambos haya compartido ideas cuando todos se reunían en el Consejo Federal de Inversiones. La visita de ambos ex menemistas significa que Kirchner decidió tenerlos en cuenta como interlocutores, sumarlos a la negociación que desembocará en el nuevo PJ. Una decisión que tiene sus costos. Será difícil fotografiarse con esa expresión del peronismo y, al mismo tiempo, mantener la sintonía con los sectores independientes de centroizquierda.
Con Obeid la relación es distinta. Además de compartir una militancia común en la tendencia revolucionaria del peronismo (que Obeid luego dejó para sumarse a la JP Lealtad), el santafesino es uno de los dirigentes que el matrimonio presidencial estima y quiere cerca. Ayer, tras 40 minutos de reunión, Obeid se llevó una de las pocas novedades que Kirchner va administrando con cuentagotas. “Lo que escuché de parte del doctor Kirchner es la decisión de que el PJ deje la Internacional Socialcristiana. La idea sería que el PJ pudiera actuar como observador en la Internacional Socialista como también dentro del Movimiento de No Alineados”, contó Obeid a Página/12.
La Argentina se retiró de No Alineados durante la gestión de Menem. En la época de la Guerra Fría, ese foro internacional agrupaba a los países que habían decidido permanecer por fuera de los dos ejes que conformaban las superpotencias y sus zonas de influencia. La pertenencia a los No Alineados era coherente con aquel grito de “ni yanquis ni marxistas” que en los ’70 solía entonar el peronismo ortodoxo.
La saga de reuniones dejó una conclusión bastante clara. Como coincidieron los ex gobernadores que lo visitaron, Kirchner no anunciará todavía la lista de dirigentes con los que piensa rodearse en el partido. Su preocupación, por ahora, es garantizar que el congreso del 7 de marzo salga bien. Que no haya disturbios ni enfrentamientos a los gritos, como los hubo en el último encuentro en Parque Norte. Bronceado y con un traje azul muy elegante, Marín dijo que Kirchner ya tiene garantizada la conducción del justicialismo. “Nadie le va a competir el derecho a ejercer la presidencia del PJ. Y se lo va a votar. Algunos lo harán con muy buena voluntad, otros con media voluntad y otros con ninguna voluntad”, pronosticó con cierta ironía y evidente sinceridad.
El pampeano también dejó otra frase para el recuerdo. Cuando le preguntaron por la posibilidad de que el PJ se incorpore a la Internacional Socialista, Marín reconoció las piruetas ideológicas que recorrió el justicialismo en su historia. “El peronismo nació como un partido de centroizquierda pero a veces caminamos por la baranda derecha. Es un ejemplo del pragmatismo que bien o mal caracteriza a nuestro partido”, admitió con una sonrisa. Media hora después, Obeid hablaba de su relación personal con Fidel Castro y del interés con que habían seguido el tema tanto Kirchner como su esposa. “Fui la última persona que se reunió con Fidel en Córdoba antes de su enfermedad. Ahora estoy trabajando para fortalecer las relaciones del pueblo argentino con Cuba”, contó el santafesino a este diario.
Romero quedó para el final. Aunque su delfín (Walter Wayar) perdió la gobernación de Salta ante Juan Manuel Urtubey, el ex gobernador aún controla los hilos del peronismo salteño. Tras recordar que él viene pidiendo la normalización del PJ desde 2004, Romero contó que le había entregado a Kirchner un proyecto de modificación de la Carta Orgánica del partido. Para Romero, el consejo nacional debería ser reducido a no más de cincuenta miembros y el congreso partidario tendría que estar compuesto por 300 personas como máximo. “Que cada provincia tenga la suma de diputados y senadores que ubica en el Congreso”, propuso. En ese punto coincidió con Marín, quien se había quejado por la influencia que tiene el peronismo de Buenos Aires (246 sobre 936) en el mapa del PJ nacional.
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