EL PAíS › POLEMICA POR LA REASUNCION DE MACRI EN LA PRESIDENCIA DE BOCA
La oposición reclamó que se aparte de la conducción del club porque se trata de una función incompatible con el ejercicio de la Jefatura de Gobierno porteño. Los macristas justificaron.
› Por Santiago Rodríguez
La vuelta de Mauricio Macri a la presidencia de Boca disparó un debate saltó las fronteras de ese club y se instaló en escenario político porteño: la oposición porteña advirtió que el ejercicio de ese cargo es incompatible con su función de jefe de Gobierno y le exigió que pida licencia o renuncie a alguno de los dos puestos. A pesar de que diversos constitucionalistas coincidieron en señalar que no puede cumplir ambas tareas en forma simultánea, Macri anunció no dará marcha atrás con su retorno a Boca. “No tenemos ninguna intención de promoverle un juicio político por esto, pero si decide seguir con las dos cosas analizaremos qué actitud tomamos”, adelantó a Página/12 el jefe del kirchnerismo en la Legislatura, Diego Kravetz.
El debate sobre la constitucionalidad o no del regreso de Macri a Boca quedó planteado apenas retomó las riendas del club. La Constitución de la Ciudad de Buenos Aires establece en su artículo 98 que el jefe de gobierno tiene las mismas incompatibilidades que los legisladores.
En el texto constitucional no prohíbe en forma expresa ocupar la presidencia de un club de fútbol mientras se cumplen funciones legislativas. Impide, entre otras cosas, “el ejercicio de cualquier empleo o función pública” o “ser propietario, directivo, gerente, patrocinante o desempeñar cualquier otra función rectora, de asesoramiento o el mandato de empresa que contrate con la ciudad o sus entes autárquicos o descentralizados”.
La falta de precisiones sobre un caso como el que se plantea con Macri da lugar a diferentes interpretaciones de la norma por parte de los juristas y deja resquicios para que los asesores legales del jefe de gobierno justifiquen su decisión de ocupar los dos cargos al mismo tiempo.
“En todos los casos de incompatibilidades, la ley se aplica en forma restrictiva. Todo lo que no está expresamente prohibido, está permitido”, argumentó a este diario el procurador general de la ciudad, Pablo Tonelli. Fue menos convincente cuando se apartó de la cuestión jurídica: “No es que Mauricio se postula a la presidencia de Boca porque eso sí sería un disparate. Asume por un brevísimo período porque no quiere rehuir la obligación de normalizar el club al que tanto le dio.”
La supuesta “obligación” en la que Macri se escuda no es tal. Su retorno a Boca estuvo motivado en una resolución de la Inspección General de Justicia (IGJ) que relevó de sus funciones a la actual comisión directiva –encabezada por Pedro Pompilio– y dispuso que la anterior comisión –en la que Macri era presidente– retomara las riendas del club para convocar en menos de treinta días a una nueva elección de autoridades.
La que tiene “obligación” es la anterior comisión directiva. Macri podría renunciar y dejar todo en manos de Pompilio, quien fue su vice mientras estuvo al frente del club. Lo que mueve al jefe de Gobierno es el afán de conservar el poder que construyó en los últimos años y que teme que se le escurra entre los dedos de las manos.
Macri había imaginado a su sucesor como un fiel guardián de su feudo en Boca, pero en los pocos meses que se desempeñó al frente de la institución Pompilio mostró juego propio. Lo que más preocupó al jefe de Gobierno fue el encuentro de Pompilio con el diputado K, Carlos Kunkel: creyó ver en esa reunión el propósito de kirchnerista de socavarle su poder en el club que le sirvió de plataforma para su carrera política.
Sin embargo, no todos los kirchneristas están decididos a ir hoy por Boca. La IJG está a cargo de Débora Cohen, quien responde a una de las principales socias del kirchnerismo: la diputada Vilma Ibarra. Y, de hecho, su resolución favorece al jefe de Gobierno porque le permite sacar de juego a Pompilio y permite retomar el control del club.
Como presidente de Boca, a Macri le será más fácil manejar el proceso electoral con la finalidad de conservar su poder en el club. Pero deberá capear los planteos y las críticas de la oposición.
“Es insólito que un jefe de Gobierno sea presidente de un club de fútbol: el asunto es grave, estamos ante un caso de incompatibilidad de funciones”, remarcó Kravetz. El titular del bloque K en la Legislatura le exigió a Macri que “presente de forma inmediata su renuncia, que se ponga a trabajar en el ámbito de la ciudad, que es para lo que se le paga y que no se meta más en la interna de Boca; salvo que quiera renunciar y volver al sector privado”. “O asume Pompilio en Boca o (la vicejefa Gabriela) Michetti en la Jefatura de Gobieno”, remató.
Aníbal Ibarra también criticó la doble función de Macri y le reclamó que pida “licencia” en la presidencia de Boca. “Ejercer la Jefatura de Gobierno y la presidencia de Boca no sólo es incompatible, sino también antiético”, remarcó el ex mandatario local ahora legislador y alertó sobre el conflicto de intereses que significa que Macri desempeñe ambos cargos. “Boca tiene contratos con la ciudad, el último fue la cesión de tres canchas de fútbol y un vestuario en el Parque Sarmiento en forma exclusiva y gratuita por cuatro años”, explicó Ibarra.
“Está muy claro que los clubes son empresas y que su presidente no puede ser a la vez jefe de Gobierno”, se sumó Martín Hourest, del bloque Igualdad Social, y advirtió que “Macri no puede argüir que son funciones compatibles. Boca tiene litigios con la ciudad y sin ir más lejos cuando hay partidos en la Bombonera un funcionario del gobierno porteño debe revisar su el estadio tiene las condiciones de seguridad necesarias para que se jueguen”.
La intención de los legisladores del kirchnerismo es impedir que Macri conduzca la ciudad y Boca al mismo tiempo. La idea que tienen en principio para el caso de que el jefe de Gobierno no resigne la presidencia del club, es obligarlo a concurrir a la Legislatura a que explique cómo va a hacer para desempeñar ambas funciones. Otra alternativa que manejan es impulsar la votación de una “licencia forzoza” al frente del Ejecutivo. La promoción del juicio político aparece por ahora como la última carta a jugar.
El macrismo tiene número de legisladores suficientes para abortar cualquier movimiento en ese sentido y la tranquilidad extra de que la Coalición Cívica está de su lado. “Obviamente que no es lo mejor que se también ocupe de Boca, pero es una cuestión circunstancial para normalizar el club. En esos términos no vemos incompatibilidad”, expuso a este diario el legislador Facundo Di Filippo.
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