Sin papeles en el atril y con la única ayuda de una lista de palabras clave en una hoja escondida, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner abrirá un nuevo período de sesiones ordinarias en el Congreso con un discurso en el que rescatará un tema que fue central en la campaña electoral que la llevó a la Casa Rosada y que ella cree que es prioritario que se haga carne en los actores de la economía argentina: el del consenso social.

La idea que planteará la Presidenta es que a un modelo que alienta la producción, el consumo y el crecimiento, no le alcanza sólo con las medidas que pueda tomar el Gobierno en ese sentido. Por eso les pedirá a los empresarios y a los sindicalistas que actúen con equilibrio y responsabilidad.

Los que hacen números en el Gobierno creen que los mayores riesgos de picos inflacionarios se vivieron en 2007 y que este año no presentará tantos obstáculos para mantener en caja índices aceptables. Pero la Presidenta sostiene también que para que ello transcurra sin sobresaltos todos tienen que aportar su cuota de sensatez. Algo de esto les anticipó el jueves a los empresarios con los que firmó un acuerdo para no aumentar los productos básicos de la canasta escolar. No sólo se trata de que los gremios acuerden aumentos “razonables” en las negociaciones paritarias, sino que también sea igual de razonable el comportamiento de las empresas en la conformación de precios y en un abastecimiento acorde a la demanda de una sociedad que está consumiendo. Es decir: que sostengan las posibilidades de consumo en vez de querer forzar un enfriamiento.

En ese camino de reclamar actitudes equilibradas, en las cercanías a la Presidenta no descartaban que también vuelva a trasladar el pedido a algunos medios de comunicación. Quizá sirva como antecedente más inmediato que el jueves en un acto en la Casa Rosada subrayó que los medios estadounidenses no le dieron un cariz tremendista al apagón que dejó sin luz a 4 millones de personas en Miami y alrededores.

Echando mano a sus virtudes de oradora, probablemente supere los 52 minutos del discurso que pronunció, sin leer, el 10 de diciembre cuando asumió el mando. A partir de las 11.45, ante la Asamblea Legislativa, la Presidenta hará un resumen de la gestión de su antecesor, su esposo Néstor Kirchner. Y delineará lo que ella considera como los principales desafíos de cara al Bicentenario.

En ese eje, una de las principales cuestiones que abordará será la de la integración regional, la necesidad de fortalecer cada vez más el Mercosur y de mantener a rajatabla la alianza estratégica con Brasil y la buena relación con otros socios comerciales, como Venezuela. También le dedicará unos párrafos a la importancia del medio ambiente, en el que Argentina tiene abierto varios frentes como el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo. La incógnita que nadie en la Casa Rosada se animaba a develar es si cuando trate la cuestión ambiental le apuntará al conflicto con Uruguay por la instalación de la pastera Botnia en Fray Bentos. Todavía están frescas las palabras –firmes para algunos, duras para otros– con que encaró al presidente uruguayo Tabaré Vázquez el 10 de diciembre en el mismo recinto que la recibirá hoy.

También será insoslayable el zamarreado tema de la demanda y la oferta energética. Contra los pronósticos que circulan regularmente cuando se acerca el otoño, en el Gobierno dicen no temerle al invierno. Creen que no estarán para ventear gas y desparramar fueloil, pero que pueden ser muy pocos los días en que la industria sufra restricciones de energía. Apuestan a que este año la oferta energética será del 11por ciento más que en 2007, que Brasil colaborará llegado el caso y que Bolivia también puede subir un poco la cota del suministro de gas. Algo de todo esto seguramente dirá hoy la Presidenta.

Un asunto inamovible en un discurso de estas características será el del reclamo permanente de la Argentina por sus derechos soberanos sobre las Islas Malvinas.

La Presidenta comenzó a delinear el jueves, en Olivos, la letra gruesa de lo que dirá hoy. Y ayer se reservó parte de la tarde para repasar los detalles. De los pocos funcionarios que podían saber que temas contendrá el discurso de Cristina, ninguno estaba en condiciones de apostar –o al menos así lo juraba–si la Presidenta iba a detenerse en el ítem “seguridad”. Los delitos aparecen en las encuestas como la principal preocupación de mucha gente. Y al Presidenta se refirió al tema hace muy poco, por lo que no debiera descartarse alguna mención. En cambio, sí se puede asegurar que se detendrá en repasar la agenda legislativa para este año y le pedirá a senadores y diputados que acompañen las medidas que impulsa el Gobierno, la más inmediata y sensible por las muertes que ocasionan día a día los accidentes de tránsito, es la Ley de Seguridad Vial.

Así como no lo hizo Néstor Kirchner en sus cuatro discursos de apertura de sesiones ordinarias del Congreso, ella tampoco usará ese escenario para hacer anuncios.