EL PAíS
• SUBNOTA › DOS CENTROS DE JUBILADOS ORGANIZARON EL TOUR
Crónica de un viaje trágico
“El dolor de la gente es muy profundo. Vea, nunca ha pasado nada de estas características en la provincia. Era un grupo de gente muy inocente. Muchos jubilados, gentecita muy humilde”, decía acongojado a Página/12 Osvaldo Morelli, ex intendente y hoy legislador de Tucumán por el departamento de Concepción. Fue una especie de golpe de gracia contra la fe, el último revés que los peregrinos podían recibir de la realidad. La gran mayoría de las más de 70 personas que desbordaban el micro eran miembros de dos centros de jubilados de Concepción, con sus familiares y amigos. Muchos de ellos acostumbraban visitar a la Virgen del Valle para pedirle por salud y trabajo, además de agradecerle paradójicamente por el simple hecho de estar vivos y junto a sus seres queridos. “Hacían 3 o 4 visitas por año, eran muy religiosos. En general iban a Catamarca porque queda más cerca, pero también viajaban a Salta y Tucumán”, contó un allegado a los organizadores de la trágica excursión.
“Visitaron a la Virgen, fueron de camping, bailaron, se divirtieron, comieron asado. ¿Y ahora a quién le echo la culpa yo por la muerte de mi madre?” Luis González no podía contener el dolor ni las lágrimas. Como él, unas 300 personas esperaban frente a la puerta del hospital de Concepción el arribo de los cuerpos sin vida de su gente para pasar a identificarlos. Según pudo saber este diario, el viaje había sido organizado por el Centro de Jubilados del barrio Belgrano, compuesto principalmente por ex trabajadores de ingenios azucareros y del Estado. A falta de dinero y debido a que aún quedaban asientos por ocupar, se sumaron a la visita religiosa gente del Centro del barrio Alvear, una zona humilde que, como la de Belgrano, roza la línea de la pobreza. “Como no llegaban a pagar el micro entre los dos centros, se sumaron también sus familiares y amigos. Había muchos chicos y hasta se habla de bebés”, aseguró al respecto una fuente de un medio local. Así fue que al módico precio de quince pesos el boleto, los organizadores alcanzaron el cupo exigido por la empresa y los peregrinos partieron poco antes de las 9 de la mañana del domingo, con la idea de regresar no más tarde de las 23 del mismo día.
La excursión consistió en la visita por la mañana a las grutas donde se encuentra la Virgen, para luego dirigirse a la catedral de San Fernando del Valle de Catamarca, donde días atrás fue velado el bailantero Walter Olmos. “Hicieron lo de siempre. Rezaron mucho y agradecieron a la Virgen. Y después se divirtieron hasta que pasó lo que pasó”, contó con dificultad el hijo de una de las víctimas fatales, quien prefirió no dar su nombre. El hombre se lamentaba por haberle pagado el pasaje a su madre, beneficiaria de una pensión de apenas 200 pesos.
A pesar de que era ya una costumbre para los jubilados recorrer los 90 kilómetros que separan a Concepción de las grutas de la Virgen del Valle, la ofrenda en este caso fue programada fuera de cronograma. De hecho, para el 8 de diciembre se acercan al lugar entre seis mil y siete mil personas provenientes de distintos puntos del norte argentino. “Los jóvenes van caminando. Es un día de fiesta, la fiesta de la Virgen”, describió Morelli. La peregrinación se repite el 8 de abril, aunque tanto tucumanos como catamarqueños suelen preferir la fecha de diciembre debido a la menor afluencia de turistas. “A la de diciembre se la llama la fiesta de los pobres y a la de abril, la de los ricos”, describió un habitante del lugar.
Anoche, cuando la confusión comenzaba a disiparse se escuchó a uno de los que no habían podido pagar el boleto lamentarse: “En las otras excursiones a la Virgen no habíamos tenido ningún problema. Era la primera vez que contrataban a esta empresa. Todo porque cobraba poco. Y ni siquiera llegaron a ver el micro antes de subirse”.
Informe: Darío Nudler.
Nota madre
Subnotas