EL PAíS • SUBNOTA › LA BASE ES EL ACTUAL BICE QUE CONDUCE PEIRANO
› Por Roberto Navarro
La base del nuevo Banco de Desarrollo será el actual BICE, cuyo nuevo titular es el ex ministro de Economía Miguel Peirano. La entidad operará en sociedad con la banca privada. En el Gobierno aspiran a que ese banco comience con un capital disponible de 2500 millones de dólares. Fondos que esperan sumar con un crédito inicial del BID más el capital actual del BICE e inversiones de las AFJP. También se estudia la creación de un impuesto específico para financiar al sistema.
Aunque se está definiendo cuál será la tasa de interés de los créditos, se estima que un préstamo en pesos a un plazo de diez años no superaría el 8 por ciento anual. Y que el plazo máximo será de 15 años. En el proyecto se explica que de esta manera el Estado tendría una herramienta para manejar una estrategia productiva, orientando los créditos en mejores condiciones hacia los sectores que por cuestiones de avances tecnológicos o laborales o de precios resulten prioritarios. Por ejemplo, en este momento, se podría apuntalar la cría de ganado, la producción de leche o la industria autopartista.
El sistema de asignación de financiamiento es el siguiente:
- El BICE llamaría a licitaciones periódicas por un cupo de créditos.
- Los bancos presentarían los montos, plazos y tasas a los que están dispuestos a operar.
- La entidad estatal elegiría las mejores ofertas.
A partir de esa instancia comienza la operatoria con las entidades elegidas. Los clientes pueden operar con los bancos privados o con el BICE. Si van a una entidad privada, ésta envía la solicitud al BICE, que, según su perfil estratégico, le asigna un plazo y una tasa y se lo devuelve al banco privado. Este realiza el análisis de riesgo y, si está aprobado, otorga el crédito. La primera mitad del crédito la cobra el banco privado y la segunda el BICE. Por ejemplo, si el préstamo es a diez años. Los primeros cinco cobra sólo la entidad privada y los últimos cinco el BICE.
En el mundo hay muchos casos de bancos de desarrollo exitosos y todos son del Estado y operan sin asociarse con la banca privada. En Argentina, la experiencia fallida del Banade, el banco de desarrollo que terminó quebrado en 1992 con una cartera de morosos incobrables a la que se llegó por prestarles dinero a amigos del poder sin las suficientes garantías para responder por sus préstamos, hizo que se piense en otro sistema.
El proyecto que está en manos de la Presidenta explicita que con el nuevo banco “el Estado puede analizar, decidir y poner en marcha un plan estratégico de desarrollo compatible con las necesidades del país, buscando un crecimiento tecnológico con equilibrio geográfico y con de-sarrollo de alto valor agregado. A su vez, al ser el Estado el principal financista de las empresas, aumentará fuertemente su poder de negociación en temas tan delicados como, por ejemplo, la conformación de precios”.
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