EL PAíS • SUBNOTA › COMO FUE LA BUSQUEDA
› Por Diego Martínez
Juan Evaristo Puthod denunció que fue secuestrado el martes, a las 18.45, mientras se dirigía hacia la FM 93.9 donde conduce un programa junto con su esposa Graciela Lencina y Martín Labró, los fundadores de la Casa de la Memoria. A las 20, cuando concluyó la emisión, comenzaron a buscarlo en clínicas y hospitales. “Pensamos que se había descompuesto. Tuvo tres infartos hace menos de un mes y no dejó de fumar”, contó Labró a Página/12. A las 22.30 se presentaron en la departamental para denunciar la desaparición. Les costó convencer a la policía. “Dígame la verdad. ¿Seguro que no tiene una amante?”, indagó a Labró un comisario de apellido Pittá. Recién cuando lograron que atendiera por teléfono a la secretaria de Derechos Humanos de la provincia, Sara Derotier de Cobacho, comenzó la búsqueda. “A la una de la madrugada salieron los primeros móviles”, describió Labró.
El operativo incluyó más de trescientos efectivos y varios helicópteros. El miércoles, el olfato de los perros policiales guió a los investigadores a una casa deshabitada de la misma manzana de la Casa de la Memoria. Pero no había nada. El paso siguiente fue detener e indagar a un represor a quien Puthod denunció ante la Justicia e increpó más de una vez en las calles de Zárate: Aníbal Cabutti o Gabutti, quien junto con otros tres prefectos integra un grupo folclórico. “Lo vio en el Instituto de Formación de Prefectura, donde violaba todas las mañanas a una mujer al lado de él. Un día, de una patada, le corrió la venda y pudo verlo”, contó Labró. Los investigadores encabezados por el fiscal Martín Socca le tomaron declaración, pero no encontraron vínculos y lo dejaron en libertad.
Al anochecer del miércoles en la Casa de la Memoria reinaba un total desconcierto. Poco antes de las 23 recibieron el llamado de Puthod, desde una remisería. Minutos después lo recibieron sus compañeros. Derotier de Cobacho, amiga y madrina política, lo estrechó en un fuerte abrazo. Luego fue internado en el hospital Virgen del Carmen, donde lo visitó el ministro de seguridad Carlos Stornelli, quien poco antes declaró que “los secuestradores no resistieron el operativo cerrojo y por eso lo soltaron”. A las 9.50 fue dado de alta y volvió a la Casa de la Memoria. Desde allí fue trasladado a la fiscalía de ZárateCampana, donde declaró durante casi tres horas.
Lo habían secuestrado por primera vez el 27 de marzo de 1976, cuando se presentó en la Prefectura Naval de Zárate para el reclutamiento del servicio militar. Tenía 17 años y militaba en Montoneros. La Secretaría de Derechos Humanos bonaerense describió su cautiverio en un comunicado. Primero estuvo en la comisaría de Zárate. El 28, en un camión lo llevaron a una base de la Armada que hoy está dentro del Instituto de Formación de Prefectura. Un lanchón lo transportó hasta el patrullero ARA Murature, donde pasó varios días con medio cuerpo en el agua. De allí lo llevaron al Arsenal Naval y luego al Tiro Federal de Campana, donde funcionaba un centro de detención del Ejército. El lugar fue demolido el año pasado por la empresa Techint, pese a que recaía sobre él una medida de no innovar, informó la secretaría. Su periplo siguió por Puente 12 y Pozo de Banfield. Al hospital de Campo de Mayo lo llevaron sólo para intentar reconstruirlo. De allí salió en avión rumbo al Regimiento de Caballería 10 de Azul, donde lo blanquearon. Estuvo en el penal de Sierra Chica y luego en la unidad 9 de La Plata, hasta su liberación el 9 de julio de 1981.
Desde la inauguración de la Casa de la Memoria en 2005 recibió varias amenazas, que denunció ante la Justicia de Campana. “Dejate de joder con la Casa de la Memoria o te voy a reventar”, le advirtieron por teléfono. Varias veces lo siguió un Renault 19 gris sin patente. Puthod y Labró participaron de apenas dos reuniones de la Comisión de Campo de Mayo. “Un día presenciamos un debate sobre un espacio para la memoria donde sostenían que las Fuerzas Armadas habían cambiado y que no era descabellado compartir instalaciones con ellos. Casi me vuelvo loco”, explicó Labró. “Además, no quisieron pagarnos ni los pasajes para ir a las reuniones”, agregó.
A principios de este año, la Casa de la Memoria comenzó a organizar el acto en homenaje a Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereira Rossi, militantes montoneros secuestrados en un bar de Rosario, que luego de ser torturados aparecieron fusilados en inmediaciones de Lima, partido de Zárate. El acto está previsto para el 16 de mayo e incluye la inauguración de un monumento en el kilómetro 103 de la ruta 9. “Ahí nace un camino de tierra. Dos kilómetros hacia adentro los mataron”, explicó Labró. También contó que junto con Puthod recorrieron los campos vecinos en busca de testigos que nunca declararon. “Se sorprendieron de que alguien los escuche. Es increíble pero en treinta años nadie les preguntó qué vieron”, agregó. El mes pasado la casa difundió un documento titulado “Crónica de un fusilamiento anunciado”, en el cual acusan al subcomisario Luis Patti de haberlos fusilado el 14 de mayo de 1983. Patti estuvo preso por ese hecho en 1983. Tras recibir enormes presiones el juez que lo había encarcelado cambió su posición y lo sobreseyó. El fiscal federal de San Nicolás Juan Murray solicitó la reapertura de esa investigación.
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