EL PAíS • SUBNOTA › CóMO TOMó EL GOBIERNO LA DECISIóN DE SUSPENDER LA REUNIóN
El malhumor que se vivía en Olivos luego del acto en Rosario se profundizó con las declaraciones de los ruralistas, en frío, de ayer a la mañana. La Presidenta ordenó entonces levantar el encuentro. Ahora esperarán gestos conciliadores.
› Por Daniel Miguez
El mal clima que se vivía el domingo a la noche en la quinta de Olivos, ayer se agudizó cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner escuchó de los empresarios del campo decir, por radio y con calma, los mismos conceptos –”exabruptos”, según la Rosada– que el Gobierno aceptaba a regañadientes que se hubieran dicho el domingo en el fragor del escenario de Rosario. Según contaron fuentes de la Casa Rosada a Página/12, estas nuevas declaraciones de los dirigentes ruralistas parecieron confirmarle a la Presidenta su presunción de que las cámaras agropecuarias querían “ir por más” y que hoy iban a usar la reunión prevista con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para desairar nuevamente al Gobierno. Por eso decidió levantar el encuentro previsto para ayer a la tarde.
A partir de ahora en la Casa Rosada esperan que los empresarios rurales se tranquilicen, que hagan declaraciones conciliadoras si es verdad que su intención no es dar una pelea política, y recién entonces el Gobierno volverá a llamarlos al diálogo, según contaron las mismas fuentes. Si esa postura dialoguista de los ruralistas demora mucho en manifestarse, recién entonces el Gobierno podría decidir el anuncio de la modificación del decreto 125 del 11 de marzo, retocando las retenciones móviles para activar nuevamente los mercados a término. Es decir, mantendría su postura de conceder lo que piden los ruralistas, pero no como fruto del consenso, sino como una potestad del Poder Ejecutivo.
Como había relatado ayer Página/12, el domingo a la noche el Gobierno ya veía un escenario complejo en el vínculo inmediato con los ruralistas. Mientras cenaban en Olivos, la Presidenta analizó con Alberto Fernández y el ex presidente Néstor Kirchner los discursos de ese día en Rosario y los consideró extremadamente agresivos y a algunos párrafos hasta le atribuyó intención desestabilizadora.
De todos modos, según cuentan en el Gobierno, quisieron convencerse que esos desbordes pudieron haberse producido por la inexperiencia de los oradores al enfrentar a la multitud. “Bueno, mantengamos la reunión, pero yo creo que igual van a salir a romper para hacernos quedar malparados como en las dos últimas reuniones”, habría dicho la Presidenta. Se refería a los encuentros del 6 de mayo y del jueves pasado, cuando los ruralistas, las dos veces, salieron a decir lo contrario de lo que había declarado Alberto Fernández sobre el resultado del diálogo.
Pero ayer a la mañana, cuando le acercaron los primeros resúmenes de las declaraciones de los ruralistas a las radios, repitiendo los conceptos del domingo, la Presidenta se puso furiosa. Igual, como le costaba dar crédito a la desgrabación, pidió que chequeen los audios, es especial de algunas frase del presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, quien dijo que para él la única opción en el diálogo es “ganar o ganar” y advirtió que podría haber “derramamiento de sangre”. También la reiteración de Alfredo De Angeli, de amenazar con “volver a la acción” si ayer no había acuerdo. Cuando tuvo la confirmación de que efectivamente no había errores de tipeo o de interpretación, le indicó a Alberto Fernández que suspendiera la reunión prevista para las 16 en el Ministerio de Economía.
En ese encuentro, el jefe de Gabinete les iba a entregar la propuesta del Gobierno de achatar la curva de las retenciones móviles para que no dé un salto tanto alto, como fija el decreto en vigencia que prevé una retención del 95 por ciento para el caso de que la tonelada de soja supere los 600 dólares. También el Gobierno estaba dispuesto a analizar una de las propuestas de los ruralistas de fijarle un tope a las retenciones móviles, que podría estar en el orden del 50 por ciento. Esta posibilidad estaba contemplada como un punto intermedio para el acuerdo, porque la propuesta de máxima de los ruralistas era la de una curva de retenciones móviles que partía de un piso mucho más bajo que el actual y si se toma en cuenta el valor actual de la soja equivaldría hoy a un 35 por ciento de retenciones. Ese era el porcentaje fijo antes del decreto de la polémica.
Con la decisión de ayer de levantar la reunión con los ruralistas –según analizaba anoche un funcionario de la Casa Rosada–, la Presidenta quiso dar una muestra de poder y dejar en claro que el Estado y el sector agropecuario no son pares, que éstos últimos sólo son un sector de la economía del país y que pueden dialogar, pero no imponer condiciones.
Los ruralistas, después de la extensa reunión de ayer, pasaron, sin definiciones, a un cuarto intermedio para hoy. Antes de volverse a reunir posiblemente tengan algún contacto con el Gobierno –ayer no lo hubo– y en ese caso podrán enterarse de boca de algún funcionario que las chances de negociar se reabrirán si se avienen a mostrar gestos y palabras conciliadoras, que tengan reciprocidad con los dos últimos mensajes de la Presidenta. Según se desprende, de consideraciones de una fuente del Gobierno, quizás el interlocutor oficial también les haga saber que si no es así “el Gobierno no está dispuesto a dejar que lo lleven por delante ni que lo prepoteen”. Con esto querrían decir que, llegado el caso, está dispuesto a afrontar la extensión del conflicto en el tiempo.
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