Los obispos “no somos funcionarios de la gestión política, pero sí somos servidores de los hombres en lo más profundo de su vida de libertad, en la aventura de su vida”, afirmó el arzobispo Estanislao Karlic, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, al inaugurar ayer por la tarde en Pilar (provincia de Buenos Aires) la asamblea extraordinaria de los obispos católicos con el único propósito de analizar la situación social y los avances logrados en el Diálogo Argentino. Las palabras del titular del Episcopado intentan precisar la posición de los obispos en un momento en que la Iglesia pretende dejar en claro su autonomía de acción respecto del Gobierno.
La reunión extraordinaria del Episcopado se inició ayer por la tarde en la casa El Cenáculo, en Pilar, con la asistencia de cerca de un centenar de obispos y con la colaboración de expertos que fueron convocados al efecto. Ayer por la tarde los obispos escucharon informes de los laicos católicos que participan de las diferentes mesas sectoriales del Diálogo Argentino. Luego se hizo un intercambio de informaciones y opiniones entre los propios obispos, volcando sus perspectivas sobre la situación. Parte de la tarea de organización de los aportes ha sido confiada a la economista Cristina Calvo, de Cáritas, y al teólogo Carlos Galli.
Karlic sostuvo que “necesitamos proyectos de Nación cuyo centro sea la persona, cuya norma sea la amistad social y cuya acción sea la solidaridad”, pero advirtió que “necesitamos servidores de esos proyectos que sean reconocidos por el pueblo como sus líderes”, subrayando que “el amor es anterior a la conducción” y que “no tiene derecho a conducir un pueblo quien no lo ama primero con todas sus fuerzas”.
Según lo dijo el titular del Episcopado en la homilía de la misa de apertura, la intención de la jerarquía católica es acompañar al pueblo a “pensar la Argentina, a pensarla como pueblo de amigos que administra sus bienes abundantes con inteligencia y transparencia, rechazando el error y la mentira, la superficialidad y la soberbia”. En esta tónica los obispos se ofrecen a “acompañarlos a hacer la Argentina como pueblo de hermanos, de personas, familias e instituciones que se encuentran en la generosidad del mutuo servicio, en la palabra verdadera y el compromiso cumplido”.
Se conoció ayer también una carta que un grupo de organizaciones de la sociedad civil de diferentes confesiones religiosas envió al obispo Agustín Radrizzani, uno de los delegados a la Mesa del Diálogo Argentino, mediante la cual respaldan la acción desarrollada por la Iglesia en el Diálogo y en la que señalan que “es imprescindible profundizar los mecanismos de formación de consensos y participación democrática” y piden ampliar la convocatoria a otros cultos y organizaciones de la sociedad civil, a “todas las ciudades y pueblos del país” para “canalizar la vocación participativa y democrática de los ciudadanos argentinos”.
Los pocos obispos que acceden a dialogar sobre los contenidos de la asamblea iniciada ayer y que se extenderá hasta el sábado, insisten en el carácter inédito de la convocatoria y en la disposición de la jerarquía para buscar cuál es el mejor aporte de la Iglesia a la coyuntura. El objetivo, como lo dijo Karlic, es buscar “una Nación laboriosa, responsable, transparente, sin exclusiones, ni violencias, con leyes justas para el bien de todos”.