Tras los cimbronazos financieros y en el marco de la suba de los commodities, Fernando Henrique Cardoso identificó los tres grandes desafíos económicos, en particular para los productores de materias primas: “qué hacer con el tipo de cambio, cuál política arancelaria aplicar y cómo controlar la inflación”. Con la locuacidad habitual, el dos veces presidente del Brasil atrapó durante más de dos horas a un auditorio de empresarios y funcionarios que ayer le escucharon algunos vaticinios: se viene un momento de mucho proteccionismo en el mundo y la devaluación del dólar estaría tocando su piso.

El antecesor de Lula y padre del Plan Real, que como ministro de Economía durante el gobierno de Itamar Franco permitió controlar los desbordes de precios, eludió referencias expresas a temas calientes de coyuntura. En noviembre, durante el Coloquio de ejecutivos Idea en Mar del Plata, Cardoso había advertido en privado sobre los riesgos de inflación y opinó en público sobre lo que a su juicio es la clave de la cuestión del sistema de retenciones: el problema –dijo entonces– es qué destino se le da a la recaudación. Ayer se abocó a cuestiones más globales.

Tras la crisis desatada en el mundo de las finanzas y por la carestía de los commodities, “en Estados Unidos el proteccionismo va a crecer. Como en todo el mundo. Y en ciertas situaciones, las subas de aranceles están justificadas”, argumentó Cardoso, quien como ministro de Economía de Franco enfrentó hasta las resistencias en su gobierno para abrir la economía brasileña. Apertura sí, pero regulaciones fuertes también, podría ser la síntesis de las ideas que el intelectual brasileño desgranó durante su exposición, convocada por la Fundación Osde y el Grupo Brasil bajo el título “Crecimiento con responsabilidad”, imprecisa consigna que le dio gran libertad al orador.

“La devaluación del dólar no seguirá mucho”, sostuvo, aunque aclarando que se trataba de “un mero pálpito”. Esa caída origina algunos problemas en países con tipo de cambio flotante como Brasil: la constante revaluación del real hace mella en la competitividad externa de sus productos. Sin embargo, a su juicio “ya no hay margen para volver al tipo de cambio administrado”.

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son instituciones superadas por las circunstancias. “No digo que hayan sido inútiles, pero sí que quedaron chicas ahora”, sentenció el ex funcionario. Según recordó, el banco hoy tiene una cartera de préstamos más reducida que la del Bndes brasileño, en tanto que el Fondo “ya casi no tiene clientes”.

Durante su extensa charla, Cardoso recordó la cercanía que tuvo con Lula al realizar el traspaso de poder. Esa proximidad se habría manifestado luego con la continuidad casi a pleno de los funcionarios responsables de Hacienda y del Banco Central, y se insinúa ahora con los dichos del ex mandatario sobre el rol del Estado en la economía. “El sistema de mercado requiere reglas consensuadas y estables”, proclamó.

Hace unos días, se inquietó al leer en Veja declaraciones del secretario privado del Presidente: “Entre la soja y la floresta, Lula elige la soja”. Como si el mandatario fuera indiferente a los desmontes de la selva para plantear la oleaginosa, que se hacen vía una quema muy contaminante. Pero al mirar la posición que el PT ha sostenido a favor del cuidado del medio ambiente en medios internacionales, Cardoso suspiró tranquilo: sabe que aquí también hay una coincidencia con su antecesor.