Con la reunión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner con integrantes del Consejo del Salario, el Gobierno siguió en la búsqueda de volver a salir al ruedo con iniciativas propias, luego de que la agenda política estuviera monotematizada durante cuatro meses por el conflicto con los productores agropecuarios. Pero no sólo eso: en la reunión, la Presidenta aprovechó para comunicarles a los secretarios generales de las dos centrales sindicales, Hugo Moyano y Hugo Yasky, pero sobre todo a los representantes empresarios de la UIA, la Cámara Argentina de la Construcción y la Cámara de Comercio, la decisión del Gobierno de profundizar medidas para la redistribución del ingreso.

“A veces cuesta mucho que los empresarios puedan incorporar una cultura que tenga capacidad para ver más allá de sus ganancias inmediatas”, les reprochó con un tono tan amable que casi no parecía un reproche. Se refería a lo que muchas veces lamenta la Presidenta respecto de la histórica faltante argentina de una burguesía nacional que se comprometa con el destino de la Nación, como sí existe en Brasil o Chile, por ejemplo. Y al mencionar la falta de compromiso con la redistribución del ingreso, varios de los presentes leyeron en las palabras de CFK alusiones a la actitud de las cámaras agropecuarias.

En la reunión no se habló de números respecto de cuánto podría incrementarse el salario mínimo para los trabajadores no incluidos en paritarias (unos 500.000). Eso va a empezar a discutirse el lunes próximo en el Ministerio de Trabajo. Pero la idea del Gobierno es aumentarlo todo lo posible sin que la cifra final llegue a pisarse con los salarios más bajos de los ya acordados en los convenios colectivos. El objetivo es que el nuevo salario mínimo no obligue a reabrir las paritarias ya cerradas.

Algo razonable para el Gobierno sería llevar el salario mínimo de 980 pesos a 1200 o, a lo sumo, 1250 pesos, lo que implicaría un incremento de entre el 22 y el 27 por ciento, acorde con la mayoría de los acuerdos de los gremios en las paritarias. También, como en las paritarias, se piensa en que sea escalonado. Quizás 1100 pesos inmediatamente y el resto hacia fin de año.

Por supuesto que a la reunión de ayer no fueron invitados ni José Luis Barrionuevo ni ninguno de los gremios que le responden. Además, la llamada CGT Azul y Blanca no tiene ninguna formalidad como para que el Gobierno considere su participación. Tampoco fueron convocadas las cámaras agropecuarias, ya que las heridas de estos cuatro meses tardarán en cicatrizar.