Durante casi cinco meses, entre 1991 y 1992, Cristián Edwards del Río estuvo secuestrado, en demanda de un rescate. Cuando recuperó su libertad, Agustín agradeció los apoyos recibidos. Se prestó entonces a un reportaje para la televisión nacional de Chile, con el que termina este apasionante documental.

–Hay otros desaparecidos, de cuyo destino nunca se supo. A raíz del secuestro de su hijo, ¿cómo ha cambiado su visión de este problema? ¿Qué les diría usted a esas madres? –le preguntó la entrevistadora.

–Que tengan fe en el Señor. Lo que El decide es una cruz, una señal, no necesariamente mala. En nuestro caso produjo la unión de la familia, el reencuentro de hermanos con los que no hablábamos. Fue muy positivo.