La creación del Ministerio de la Producción y el resto de las medidas que anunció ayer Cristina Fernández para sostener la economía en medio de la crisis internacional marcaron el inicio de una agenda de políticas activas. Fuentes oficiales indicaron a Página/12 que en los próximos días se conocerán más acciones de fomento sectorial y de incentivos financieros para apuntalar el consumo y la inversión. La Secretaría de Industria está terminando de delinear un plan para la industria automotriz que consistirá básicamente en créditos a 5 años a tasa cero para uno o dos modelos por terminal, los cuales se ofrecerán al público con descuentos de hasta el 25 por ciento.

Los préstamos serán canalizados por una red de bancos comerciales. Cada automotriz seleccionará el modelo –o a lo sumo dos– a promocionar, con rebajas en los precios de lista de hasta 25 por ciento. Todos los participantes de la cadena de este rubro fabril resignarán porcentajes de rentabilidad, incluidas las concesionarias. El Gobierno, a su vez, afrontará el subsidio de la tasa de interés de los créditos para comprar esos vehículos. El objetivo es mantener el nivel de actividad en un rubro clave y conservar los puestos de trabajo.

Respecto de esta cuestión, General Motors faltó ayer a la audiencia pactada por el gobierno de Santa Fe con el sindicato de mecánicos (Smata). Directivos de la compañía justificaron su ausencia por una marcha de trabajadores convocada frente al edificio adonde tendría lugar la reunión. “Las condiciones de seguridad estaban garantizadas”, adujeron. No obstante, ambas partes dejaron asentadas sus propuestas. Smata planteó que las suspensiones sean rotativas a todos los trabajadores (2300). La empresa propuso retrotraer los despidos pero insistió en suspender a 160 empleados durante diciembre, enero y febrero, y en marzo, tras las vacaciones, sentarse otra vez a negociar analizando la demanda de la fábrica.