EL PAíS • SUBNOTA
Tres voces especializadas en los derechos humanos marcaron su posición en el debate impulsado por el Inadi respecto de la posibilidad de penalizar a todo aquel que niegue, reivindique o minimice el holocausto judío, el genocidio armenio y el terrorismo de Estado de la última dictadura militar.
- Leopoldo Schiffrin *: “Qué se gana con la penalización si en definitiva estos son temas en los que se tiene que encaminar bien la opinión pública. Que la misma subjetividad que discrimina sea castigada es poner en peligro lo cambios que deben darse desde la misma sociedad a través de distintos mecanismos de concientización. El bien de la libertad de expresión es un bien inmenso conquistado con torrentes de sangre no se la puede vulnerar así como así. Sí hay una idea preciosa del Talmud del cerco en torno del precepto, sí algo no se puede hacer entonces es bueno crear otras salvaguardias antes. La peor opinión que puede existir debe justamente existir, sino se pone en riesgo la mismísima libertad de expresión. Aunque se digan disparates, aunque lo que se exprese sea realmente inconcebible para cualquier hombre en su sana razón, debe imperar la libertad de decir lo que se quiera, salvo cuando se incite directa o indirecta a la violencia o a un hecho delictivo cualquiera. Ese es el límite, pero el humanismo consiste en decir aborrezco lo que decís pero daría la vida para que digas lo que decís, como sostenía Voltaire. El código penal no se puede ampliar hasta lo infinito, no se puede seguir sobrecargando. Realmente me parece un desacierto simplemente por imitar a los países europeos adaptamos cosas sin saber sí pueden funcionar en nuestra sociedad. Debemos y tenemos que valorar el bien supremo que significa la libertad de expresión”.
* Juez de la Cámara Federal de La Plata.
- Daniel Goldman *: “Creo que es una propuesta positiva y que contempla acciones eficaces en virtud de aquello que resulta apologéticamente violento, de aquello que lacera y daña a determinados sectores de la sociedad. El caso de Williamson fue una bisagra y sienta un precedente. Su pena fue un acto ejemplar para comprender que no se puede andar por cualquier lado diciendo disparates, disparando palabras cargadas de una intolerancia sin límites y alimentando odios de esa forma. Su castigo fue educativo, concientizador y creo que este debate gira en torno del mismo eje. Por eso es muy importante dar todos los debates necesarios en torno de la lucha por la memoria y contra los apologistas de los diferentes genocidios. El debate debe y tiene que algo sugerido, elegido libremente mediante canales democráticos, logrando metabolizar cierta información y generar un intercambio que posibilite que la sociedad toda se concientize. Hay valores acá que se contraponen, uno puede pensar que el valor de la libertad de expresión es el valor máximo, pero creo no esta por encima del valor de la lucha contra la violencia, el valor del sostenimiento de la verdad histórica y de la vida”.
* Rabino de la comunidad Kol Bet El.
- Gastón Chillier *: “No estamos de acuerdo, no nos parece idóneo. Para el CELS es una violación a la libertad de expresión. No estamos de acuerdo en utilizar los discursos, lo que se dice, y no los hechos, lo concreto, y no nos parece que la vía penal sea la mejor opción de la construcción de la memoria histórica. Se criminaliza el discurso y se pierde la libertad de pensar como se quiere. Además es muy difícil delimitar lo que se puede y no se puede decir y muy plausible de manipulado de acuerdo con distintas conveniencias en cuanto a que el proyecto puede atentar contra la libertad de expresión en cuanto a la criminalización de los discursos”.
* Director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales.
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