Dom 19.07.2009

EL PAíS • SUBNOTA

Rendición de cuentas

› Por Horacio Verbitsky

El lunes 20, la presidente pidió un informe al nuevo titular de la Anses, Diego Bossio, sobre los datos publicados en esta página el domingo. La respuesta se refiere a la impresión de la revista Mendoza Cultural en la imprenta de su padre en Tandil y acerca de su vínculo con la Fundación Contemporánea. Bossio explica que no intervino en la contratación, realizada por un experto externo contratado por la gobernación cuyana. La publicación fue financiada y supervisada por el Consejo Federal de Inversiones y la imprenta de Bossio cotizó el precio más bajo en un concurso en el que participaron otras dos. A raíz de un editorial del diario Los Andes, la Fiscalía de Estado abrió una investigación, que concluyó el 6 de febrero declarando que no había conducta administrativa irregular de ningún funcionario ni perjuicio al erario público por la publicación dirigida y controlada por el CFI. Bossio también consigna que dejó de participar en la Fundación Contemporánea hace más de dos años por “diferencias políticas profundas”. Recapitula que ingresó a ese grupo de profesionales jóvenes “con ideas cercanas a la doctrina social de la Iglesia, una de las fuentes del pensamiento del peronismo. Pero en los hechos nunca estaba con el peronismo”. Agrega que el jefe de la Fundación, Simón Bestani, tenía una posición ideológica “un tanto complicada”. En especial, Bossio menciona “la interpretación sobre el período de la última dictadura: él entiende que fue una guerra entre dos bandos, que naturalmente ganó la derecha que siempre tiene el poder de las armas. En consecuencia, la política de derechos humanos llevada adelante por el gobierno peronista era una manera de no reconciliar lo que él llama las dos Argentinas”. El encabezamiento de la respuesta menciona tres puntos, pero el último se resolvió de otra manera: el martes por la noche Valeria Loira de Bossio presentó su renuncia como síndica adjunta de la Sigen. Desde el punto de vista legal, Loira podría haber seguido el mismo camino que su predecesora en el cargo, Alessandra Minichelli, quien de acuerdo con el dictamen de la Oficina Anticorrupción se excusaba en todas las causas donde el control correspondiera al ministerio que ocupaba su marido, Julio De Vido. Pero desde un enfoque político no hubiera impedido un daño que el gobierno no puede permitirse. Fue una saludable sobreactuación de CFK, que quiere poner un sello personal a su gestión.

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