EL PAíS • SUBNOTA › OPINIóN
› Por Andrés Bosso *
Una de las primeras sorpresas de la noticia sobre el helipuerto es el contraste con una que, la semana pasada, produjo el gobierno de la ciudad: la creación de un “Central Park” en Recoleta. Parece como mínimo contradictorio promover la creación de un parque público de 30 hectáreas y, en paralelo, autorizar un emprendimiento que empobrecería la calidad de la visita a la Reserva Ecológica, el espacio verde más grande de la ciudad.
El gobierno porteño debería tener en cuenta un antecedente similar en un área protegida emblemática de carácter nacional como lo es el Parque Nacional Iguazú. Allí, hace varios años que se prohibió el sobrevuelo de helicópteros del lado argentino, especialmente para respetar el momento sublime de contemplar en un marco natural esa maravilla del mundo.
Costanera Sur, en la ciudad de Buenos Aires, cumple una función similar: contactar a más de un millón de personas por año con un medio agreste que remeda a nuestras pampas. Es un descanso en una ciudad hostil, un laboratorio viviente, un aula para nuestra educación ambiental a cielo abierto. Una alta frecuencia de helicópteros sin duda repercutirá de manera negativa con la experiencia de estar observando naturaleza, disfrutando del río y recorriendo los senderos del área protegida.
Por otro lado, no nos consta que se haya llamado a audiencia pública para autorizar la habilitación del helipuerto y que, quienes estamos trabajando por el espacio público de la ciudad hace décadas, hayamos tenido la chance de opinar sobre el tema. Estamos convencidos de que la habilitación del helipuerto es otra muestra de desinterés del gobierno de la ciudad por el futuro de la Reserva Ecológica.
Una falta de atención en temas de restauración de hábitats, la pérdida total de los cuerpos de agua con la consiguiente pérdida de biodiversidad y el “desordenamiento” de su entorno están atentando contra una de las principales reservas naturales urbanas del planeta. De todos modos, algunos pocos porteños y visitantes ilustres de Buenos Aires podrán moverse rápidamente por la ciudad. Mientras tanto, los subtes y colectivos siguen esperando mejoras que, precisamente, no llegan volando. Una paradoja, ¿no?
* Director ejecutivo de Aves Argentinas.
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