EL PAíS • SUBNOTA
› Por Horacio Verbitsky
La ruptura entre los ex socios revolucionará el fútbol y la televisión, a ambos lados de la pantalla. A través de una maraña de dirigentes, intermediarios y comisionistas, la transmisión televisada del fútbol puso de rodillas a los clubes. Un especialista que conoce el negocio desde adentro y prefiere no decir su nombre llama a esta relación trata de blancos. “Se adueñan de los pases de los jugadores de las divisiones inferiores, en forma directa o mediante testaferros, se quedan con comisiones vergonzosas que depositan en paraísos fiscales. Los clubes están obligados a respetar los derechos económicos de los jugadores mediante su inscripción, pero los contratos legales son invalidados por otros paralelos por montos muy superiores. Por eso cuando la asociación gremial protesta por las deudas impagas a los jugadores, los montos son irrelevantes en comparación con las cifras reales”. La licencia para transmitir los partidos de fútbol fue el principal ariete de Clarín en su avance sobre el mercado de cable en el interior. Para negociar esos derechos calculaba el mercado total que cubría cada cableoperador y no su número real de abonados, lo cual ponía el fútbol fuera de su alcance. Los derechos eran cedidos a precio subsidiado a una empresa propia, que fundía al competidor.
El paso siguiente consistía en comprarlo a precio vil. A quienes no pueden pagar se les ofrece un canal donde las cámaras dejan el campo de juego y enfocan la tribuna en cuanto se pone en movimiento la pelota, paradigma de humillación discriminatoria. El poder acumulado con los cables se usó también para fines políticos. Durante un partido entre Boca y River la cámara se detuvo largamente en una bandera de la campaña de Maurizio Macri, quien se postulaba para la presidencia de Boca contra Antonio Alegre y Carlos Heller. Por la noche esa toma partidista se repitió en el compacto del partido de 20 minutos transmitido en Fútbol de Primera. Más recordados son los tres interminables planos a Francisco De Narváez durante la transmisión del último partido de la selección argentina como local contra Venezuela. Uno de los puntos débiles para la pretendida fusión de Multicanal y Cablevisión es que se trata de una multitud de licencias distintas, añadidas a medida que recogían los restos de los operadores más débiles y no consolidadas ante el CON. Sólo pudieron resistir esa trituradora Telecentro y Supercanal, pese a que durante años no pudieron transmitir el fútbol. Ambas son cadenas con raíces políticas: en un caso Alberto Pierri, en el segundo José Luis Manzano y De Narváez. Pierri y Manzano fueron dos de los dirigentes más poderosos del menemismo, que luego de la acumulación primitiva pasaron a la etapa superior, los negocios. Ese parece ser el origen común a los principales medios, como La Nación, creado por el general y presidente Bartolomé Mitre, y Clarín, por el político conservador Roberto Noble. El movimiento final que hasta ahora nadie ha conseguido dar es el regreso triunfal a la política, ya desde un temible pedestal mediático.
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