Jue 25.02.2010

EL PAíS • SUBNOTA

Apostillas

- Reacción. La senadora peronista Sonia Escudero casi salta a la yugular de Julio Cobos cuando intentó dar por finalizada la sesión preparatoria apenas el bloque kirchnerista se retiró del recinto ante la mirada de los 36 senadores de la oposición, quienes permanecieron sentados en sus bancas. “Bueno, no habiendo quórum...”, empezó Cobos. Escudero reaccionó de inmediato: “Señor presidente, si no hay quórum podemos sesionar pero no podemos votar”, advirtió. Los opositores todavía estaban digiriendo el mal trago que les acababa de propinar el oficialismo y necesitaban algo de tiempo para analizar sobre la marcha los pasos a seguir. “Es verdad, senadora, tiene razón”, dijo el vice y dio curso a la seguidilla de discursos opositores con críticas al oficialismo, que se extendieron por largo rato. “¿Qué apuro tiene este Cobos por levantar la sesión? ¿Qué le pasa?”, se preguntaban con fastidio opositores.

- Roces. La distribución de las bancas recordó los días de comienzo de clases en un aula nueva porque dio lugar a más de un roce que no estaba en los planes. Algunos tenían el cartelito con el nombre, pero muchos otros no. La liberal correntina Josefina Meabe se había sentado en la banca que supuestamente le correspondía a José Luis Romero y no estaba dispuesta a levantarse. Finalmente accedió y varias veces tuvieron que reacomodar sus posiciones. Terminaron los distintos bloques entremezclados. El aliado oficialista Horacio Lores, que denunció a la oposición por haberlo dejado de lado en las negociaciones, terminó sentado junto al peronista disidente Agustín Pérez Alsina; y el cordobés Luis Juez reclamaba que no se olvidaran de darle la tarjeta para emitir su votación. Claro, todavía no se sabía el destino final de la sesión.

- Enojo. El acuerdo se había alcanzado por unanimidad: el kirchnerista José Pampuro mantendría la presidencia provisional del Senado, lugar que quería el peronismo disidente. Finalmente el radicalismo había dicho que no iba a acompañar esa movida y les cerró definitivamente la puerta. Los peronistas aceptaron sin remedio pero cuando se sometió a votación ese cargo hubo un senador que no levantó la mano: fue el salteño Juan Carlos Romero, quien pretendía secundar a Julio Cobos en la línea sucesoria.

- Plateístas. Dos caras más que conocidas siguieron de cerca los acontecimientos. Muy preocupados por el devenir institucional de la Patria, desde la platea del tercer piso, Hugo Luis Biolcati, presidente de la Sociedad Rural, y el ex titular de esa entidad Guillermo Alchourón, observaban atentamente con la esperanza de que el Senado repitiera el derrotero de la Cámara baja, donde el oficialismo había perdido la mayoría.

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