EL PAíS • SUBNOTA › LA CORTE TRATARá DE EVITAR PRONUNCIARSE
› Por Irina Hauser
Cuentan algunos memoriosos de la Corte Suprema, que cada vez que allí se analizaron reclamos de extranjeros para acceder a ciertos cargos, en las conversaciones a puertas cerradas se sopesó “la racionalidad” de exigir la nacionalidad argentina en relación al puesto en juego. Se admitieron pedidos de trabajadores de la salud, maestros y empleados judiciales. Pero siempre quedó el enigma de qué pasaría si el dilema lo plantea alguien que quiere ser presidente. Los años mostraron que la discusión es de lo más compleja, y que incluso entra en juego la supremacía de los pactos internacionales, que impiden discriminar por nacionalidad. Cerca de los supremos las apuestas dicen que si el tribunal encuentra algún defecto formal, seguramente tratará de esquivar un pronunciamiento. Y que tendrían que encontrar una situación de extrema gravedad para decidir intervenir en la pelea electoral de manera contundente.
Francisco de Narváez dice que va a recurrir a la Corte pidiendo una “acción de certeza”. Para eso dejó trascender que invocará el caso del juez Pedro Hooft –holandés nacionalizado argentino– quien en 2004 logró que el tribunal invalidara un artículo de la Constitución bonaerense para poder presentarse a un concurso para camarista. Aquella resolución hablaba de la preeminencia de los pactos internacionales sobre la Constitución. En el tribunal, funcionarios consultados por Página/12, explicaron que el caso de De Narváez tiene una diferencia sustancial: cuestionar “la constitucionalidad de la Constitución”, enfatizan, tendría otro cariz. En la reforma del 94, razonan, no aparece la voluntad de cambiar el requisito de haber nacido en el territorio argentino o ser hijo de ciudadano nativo para aspirar al sillón de Rivadavia.
De Narváez nació en Bogotá, renunció a la ciudadanía colombiana y se naturalizó en 1992. Es hijo de padre colombiano y madre checa. Cuando quiso ser candidato a gobernador también se presentó ante la Corte Suprema cuestionando, en ese caso, la carta magna provincial. En marzo de 2007, el alto tribunal se declaró incompetente. Luego la Corte bonaerense falló a su favor. Por ahora, todas son especulaciones, ya que De Narváez no hizo presentación alguna. Otra cuestión dudosa es que la Corte acepte intervenir en un caso que no pasó por instancias inferiores y donde el potencial candidato no sufrió ningún cuestionamiento legal concreto. Rechazar planteos con ese tipo de argumentos es un clásico cuando la intención es gambetear un tema sensible. Un viejo hombre de tribunales consultado por este diario vaticina que, como sea, “la política siempre domina al derecho” y “todo dependerá del contexto y –bromea– de las encuestas”.
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