EL PAíS • SUBNOTA › MONICA ELIZABETH GONZALEZ
› Por Gustavo Veiga
Mónica Elizabeth González es la funcionaria judicial más comprometida en la causa de las escuchas, exceptuados los ex jueces Rey y Gallardo. Tenía a su cargo la secretaría Nº 2 del Juzgado de Instrucción Nº 1, que dependía del último de los nombrados. Procesada por Oyarbide, perdió esa jerarquía y pasó a trabajar en la biblioteca de la Justicia misionera. Madre joven de dos hijas y separada, se quiebra en llanto cuando dialoga con Página/12 en una oficina del centro de Posadas. Está mal. Su carrera en Tribunales se la interrumpieron de un plumazo.
–¿En qué circunstancia conoció a Ciro James?
–El me llamó a mi celular particular. Para nosotros, en el Juzgado, era la persona de la Federal que colaboraba con la Policía misionera. Me acuerdo muy bien de que mencionó unas fotos del lugar donde posiblemente estaba refugiado Leka Figueredo, un prófugo que buscaba la Justicia provincial. Después siguieron llamados para decirme que yo era muy linda en distintos horarios, inclusive un sábado a la noche. Me pareció un desubicado. Y la única vez que lo vi fue cuando vino a mi despacho acompañado por el oficial Guarda. El me avisó que quería presentármelo porque se trataba de la persona que colaboraba con el Juzgado.
–¿Quiénes participaron de ese encuentro?
–Fue una reunión a puertas abiertas, porque en determinado momento entró otro secretario, el doctor Castelli, al que se lo presenté. James vino con Guarda y otras dos personas más. Eran mayores. Y me acuerdo que nos pusimos a hablar de cómo funciona la Federal en Buenos Aires. ¡De trabajo! Mis empleados entraron y lo vieron también. Gracias a Dios que fueron trece llamadas y todas entrantes a mi teléfono. Porque si yo le hubiera seguido el jueguito, quién me iba a creer a mí. Mi bendición es que estuve cuatro meses de licencia por embarazo y en ese tiempo no firmé ninguna de las notas con la intervención al cuñado de Macri. Tampoco intervine en la resolución de Burstein. Yo firmé la prórroga con el doctor Rey, nada más. Las maniobras con notas falsas de la policía comenzaron en abril de 2007 y recién ahora las sabemos. ¿Cómo íbamos a saberlo?
–La Cámara Federal sostiene que ustedes no requerían las transcripciones de las escuchas, que no se las notificaron al fiscal y hasta sugiere que cuando las interrumpieron, era porque conocían su ilegalidad. ¿Cómo pudo ser posible todo eso?
–Usted imagínese. Hay un antecedente muy importante que les da un poco de credibilidad a James y Guarda. Que es la captura exitosa de la prófuga Vázquez, que ahora está siendo juzgada por un crimen. Los que la apresan son ellos dos a través de las intervenciones. Cómo no íbamos a confiar. Eran pedidos que hacía la Policía provincial. Con la colaboración de James, los casetes llegaban acá en 48 horas y sin ella demoraban quince días.
Es evidente que la Justicia Federal no ponderó del mismo modo semejantes descargos. En lo que respecta a la abogada González, ni siquiera el intento de cortejarla que le atribuye al espía le sirvió de algo. En el fallo de su procesamiento dice que “aparece manteniendo una inapropiada vinculación con otro de los imputados en autos, el Sr. Ciro James”.
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