La cena con el príncipe Felipe en el Palacio Real fue el broche final de la agenda de ayer de Cristina Kirchner en Madrid. La Presidenta dejó el Ifema con el tiempo justo para pasar por el Hotel Intercontinental y vestirse para la ocasión. “Su padre, al igual que su madre, han tenido la virtud de construir esa proximidad que los torna humanos y por lo tanto doblemente valorables. Transmítale de parte de todos los que estamos aquí unidos su pronto restablecimiento”, le dijo CFK al heredero de la corona, que reemplazó al convaleciente rey Juan Carlos. Cristina Kirchner, en su condición de presidenta del grupo América latina y el Caribe, fue la única oradora junto a Felipe y después se sentó a su lado. Tras los saludos, contó de la decisión de avanzar en un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea y volvió al tema de la crisis. “Durante mucho tiempo reinaron verdades que se han derrumbado, y no eran verdades”, sostuvo. No avanzó mucho más. “No quiero aburrirlos demasiado porque en las cenas normalmente se termina cortando la digestión si uno habla demasiado de política”, remató.