por Ricardo Sidicaro*

Al pensar en las tendencias que se pueden dar en 2003, se puede suponer que la economía podría llegar a continuar con las mejoras que se fueron revelando en estos últimos seis meses. Pero el problema político se fue agravando este año, fundamentalmente por la desorganización de los dos partidos mayoritarios. Además de la mejora en la economía y el agravamiento del problema político, si sumamos a esta situación de debilidad o crisis partidaria, el aumento de las protestas sociales, se configura un escenario político y social muy complejo que probablemente termine interfiriendo en la economía. Las dos tendencias tomadas por separado crean condiciones de difícil manejo. El problema del futuro gobierno será el escaso apoyo político. Los partidos tradicionales están desorganizados y las nuevas fuerzas no terminan de crearse. A su vez, el Estado tiene que enfrentar las obligaciones internacionales con una debilidad mayor a la que tenía en otros momentos precedentes. Frente a eso, la situación económica favorable de que nunca los salarios estuvieron tan bajos revela la reactivación industrial y el aumento de las exportaciones. Los caminos se bifurcan, pero las consecuencias políticas afectarán la relativa bonanza económica anunciada como “veranito” de estos últimos meses.
* sociólogo.