EL PAíS • SUBNOTA › LOS CATORCE “ERRORES” QUE SEñALó MACRI
› Por Irina Hauser y Raúl Kollmann
El equipo de Mauricio Macri preparó ayer catorce puntos que consideró falsos en la resolución de la Cámara Federal que confirmó su procesamiento. El centro del argumento es que los jueces –empezando por Norberto Oyarbide– juegan a favor del Gobierno, algo que podía tener su impacto de entrada, pero que en la actualidad ya abarca a cuatro magistrados, lo que sugiere un nivel de complot asombroso. A esto se agrega que también la Cámara de Casación se expidió sobre un aspecto de la causa: le denegó la excarcelación tanto a Jorge “Fino” Palacios, el policía preferido de Macri, como al espía Ciro James.
Algunos de los puntos centrales de los cuestionamientos de Macri son los siguientes:
- Es falso que esté probada la relación Palacios-James. Sólo hay llamadas en la época de las escuchas al dirigente de Familiares de las Víctimas de la AMIA, Sergio Burstein, no así en la época de las escuchas al cuñado de Macri, Daniel Leonardo.
La relación entre Palacios y James está probada por los propios dichos de Palacios, quien lo recomendó para la Metropolitana. Ambos se conocían desde 2004 y Palacios siempre fue superior de James. El juez Oyarbide pudo establecer que hubo 191 llamadas entre James y Palacios en nueve meses de 2009. Ambos argumentaron que era porque el espía quería entrar a la Metropolitana. O sea que hablaban dos veces por día por eso, lo que no sucedió con ningún otro aspirante. Esa excusa cayó por su propio peso.
Sobre las llamadas anteriores entre Palacios y James no hay datos, porque no se sabe qué celulares usaban. Por ejemplo, no existe registro de ninguna llamada entre Macri y Palacios. ¿Es porque nunca hablaron o es porque no se ha podido determinar desde qué celulares lo hacían?
El titular de Robos y Hurtos de la Federal –según transcribe la Cámara– dice que James le informó que dejaba la fuerza “ya que por el conocimiento personal que tenía con Jorge Palacios le otorgarían un cargo importante en la Policía Metropolitana”.
- Es falso que a Ciro James le iban a dar un cargo de jerarquía en la Metropolitana. James iba a ingresar en un cargo de bajo rango.
Antes de entrar en la Metropolitana, Palacios envía a James junto con uno de sus colaboradores más cercanos, Roberto Ontiveros, a una reunión con la Procuración de la Ciudad. Es obvio que se trataba de un diálogo de alto nivel, porque el encuentro era con el jefe de los fiscales porteños. No se envía a una reunión de ese tipo a un hombre de bajo rango. Por otra parte, James dejaba su puesto en la Policía Federal más un contrato con el Ministerio de Educación porteño de unos 6500 pesos mensuales. En total, resignaba, como mínimo, unos 11 mil pesos. ¿Para entrar a un cargo de bajo rango en el que iba a ganar cuatro o cinco mil pesos?
- Es falso que el perfil de James fuera sólo de espía. La Metropolitana requería personas para hacer inteligencia criminal.
El currículum de James no deja dudas y los materiales de espionaje que se le secuestraron en la casa tampoco. James se presentó siempre como experto en inteligencia, vínculo con esas áreas de la Armada y el Ejército, especialista en escuchas, fotografías y, como señala el fallo, “antes de entrar a la Policía Federal ya mostraba una clara orientación hacia las tareas de inteligencia”.
Los jueces recuerdan que la ley prohíbe a la Metropolitana obtener información, producir inteligencia o almacenar datos sobre personas en virtud de su raza, creencias o pertenencia a una organización. James no presenta un currículum orientado a la inteligencia criminal, sino al espionaje personal.
- El sistema Nosis de antecedentes económicos es público. No es inteligencia.
Esto complementa el punto anterior. Desde la computadora de Palacios se pidieron informes sobre dirigentes gremiales, como Patricio Datarmini, integrantes de la Comisión de Seguridad de la Legislatura y de un denunciante por sobreprecios en las obras de un hospital porteño. Los jueces dicen que la Metropolitana no puede reunir información de ciudadanos. Y el uso del Nosis no es aislado: se produce cuando hay elecciones en el gremio o a pocos días que el abogado radical hubiera hecho la denuncia de los sobreprecios.
- Macri dice que James entró al Ministerio de Educación por recomendación de la Universidad de La Matanza.
El ministro Mariano Narodowski dijo que dos personas de La Matanza hicieron la recomendación: el secretario técnico, Cristian Cabral, y otro funcionario, Rolando Echave. Ambos negaron haber recomendado a James. Y no sólo eso: Cabral declaró que estuvo en el ministerio porteño y que James no trabajaba allí. No hay un solo documento, ni siquiera un mail, que pruebe que James trabajó en Educación. La Cámara afirma que eso prueba que el contrato fue trucho y por esa vía se le pagaba el trabajo de espionaje.
- Macri afirma que el espionaje a su cuñado se hizo mucho antes de que existiera la Metropolitana y de la aparición en escena de Palacios.
La escucha a Leonardo se hizo en 2008. El segundo de Palacios, Osvaldo Chamorro, declaró bajo juramento que empezaron a armar la Policía Metropolitana a fines de 2007. Se reunían en las oficinas de una fundación de Eugenio Burzaco. Y lo concreto es que James entra al Ministerio de Educación, en forma trucha, al mismo tiempo que se lo espía a Leonardo, en 2008. Según la Cámara, ni siquiera Palacios tenía el poder para hacer entrar a James en Educación. Eso provino de un hombre muy ligado a Macri, Andrés Ibarra, tal como lo declaró Narodowski. Y esa escucha a Leonardo está, indudablemente, ligada al conflicto familiar del clan Macri.
- No hubo aparato de inteligencia, porque apenas fue contratada una persona sospechada de espionaje: James.
Para el juez y la Cámara en el aparato de inteligencia intervienen Palacios, su segundo, Chamorro; el tercero en la jerarquía, Ontivero y James. James entraba al Ministerio de Seguridad y la Metropolitana sin que quede ningún registro. Por otra parte, igualmente quedó evidenciado que hubo una lista de 25 “plumas” –agentes de inteligencia de la Policía Federal– que también estaban por ser incorporados a la Metropolitana cuando explotó el escándalo. Y explotó porque salió a la luz una trama asombrosa: se armaban causas falsas por homicidio en Misiones, jueces de esa provincia ordenaban las escuchas y las cintas eran retiradas por un hombre, James, que trabajaba en el gobierno de la ciudad.
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