EL PAíS • SUBNOTA
Marina Dal Poggetto *
La movilidad de la asignación universal está en cierta forma garantizada, ya que está ligada a las asignaciones familiares y éstas siempre entran en la discusión salarial anual. Por esta razón, ambos anuncios no deberían generar un impacto fiscal muy alto, porque de algún modo la proyección ya estaba incorporada en el Presupuesto. En términos macro, las erogaciones que estipulan estas medidas van automáticamente al consumo, por la composición de los gastos que tienen las familias de menores ingresos. Una parte importante impacta en los precios. El riesgo es la indexación, como de hecho ya sucede con las jubilaciones. En este sentido, y en relación con la propuesta de llegar al 82 móvil, no se puede avanzar en un sistema atado al salario, porque el impacto en el total de los haberes con cada aumento salarial sería muy alto. No es financiable. Las mejoras en la AUH y jubilaciones permiten recomponer ingresos frente a la pauta inflacionaria general, pero los alimentos crecieron en forma interanual casi el 40 por ciento, por lo que es difícil saber la modificación en términos reales.
* Directora del Estudio Bein.
Mariana González *
El aumento de las asignaciones familiares es una buena medida, ya que se venía produciendo un deterioro por la inflación. Esta suba ahora compensa el avance de precios. Pero como en términos formales no se sabe cuándo será la próxima actualización, sería interesante que se confeccione un mecanismo de ajuste automático, como tienen las jubilaciones. La AUH está teniendo un impacto muy importante sobre la indigencia, pobreza y la desigualdad. La herramienta tiene mucho potencial por la mejora en los indicadores sociales, aunque no tanta relevancia macroeconómica. Respecto de las jubilaciones, el haber mínimo es en términos reales mayor que en los ’90, pero las subas automáticas previstas por ley deberían partir de una base superior. Para ello, el piso tendría que aumentar aún más. En este sentido, el 82 por ciento sería una buena medida, pero la cuestión es de dónde se sacan los fondos. Una posible fuente de financiamiento es recomponer las contribuciones patronales al nivel que estaban a principios de los ’90, que permitiría recaudar unos 20 mil millones de pesos.
* Investigadora del Cifra.
Eduardo Curia
“Ambas medidas tienen una lógica implícita en cuanto a la actualización de los haberes respectivos (Asignación Universal por Hijo y jubilación) por la dinámica que está llevando la economía, con una cierta inflación, más allá de lo que diga el Indec. Hay ajustes también en otras variables, y esto es un esfuerzo congruente de poner en sintonía estos valores. Desde el punto de vista localizado, los aumentos son razonables. En cuanto a la implicancia, la medida no define las cosas por sí, sino que se introduce en la dinámica económica actual, donde se observa un sendero expansivo importante. Estos aumentos contribuyen a una presión inflacionaria, aunque no se desprenda de éstos su razón. Es obvio que tenemos una gran expansión y una inflación marcada por la puja de salarios, una demanda por el lado privado y la contribución fiscal. No obstante, la cosa va más allá de estas medidas puntuales. El ajuste del 82 por ciento móvil para las jubilaciones que solicitan muchos, en tanto, es algo matemáticamente posible, pero en la operatoria requiere de una asignación de los recursos amplia y resignar los superávit. Es muy cuesta arriba”.
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