Vie 10.01.2003

EL PAíS • SUBNOTA

Asambleístas y cartoneros, en una relación que crece

Empezaron con desconfianza y hace tiempo que realizan campañas conjuntas. El buen diálogo permitió que trabajaran juntos en la ayuda a Tucumán.

› Por Irina Hauser

“La relación con las asambleas nos cambió la vida. Antes, cuando bajábamos del tren, la gente nos insultaba o nos miraba mal. Ahora, muchos incluso nos saludan. Esto lo empezamos a notar desde que hicimos, entre todos, la campaña de vacunación para cartoneros”, cuenta Lidia Quinteros, una de las delegadas de los recuperadores de basura del Tren Blanco. En los últimos meses, cartoneros y asambleístas realizaron varias acciones en equipo, entre ellas organizaron protestas por la represión sufrida por los recolectores que iban a buscar basura al Ceamse y también contra TBA, además de la campaña de vacunación antitetánica gratuita. Ahora viajarán juntos a Tucumán.
El contacto entre los recolectores de cartón y los caceroleros comenzó cerca de mitad de año, de manera casual. Los cartoneros estaban cerca de la estación de Colegiales y los asambleístas, que pasaban por ahí, vieron que la policía los estaba tratando con prepotencia. “Esos vecinos encararon a los uniformados y les dijeron que no tenían por qué maltratarnos, que somos trabajadores como otros”, recuerda Lidia. A partir de entonces comenzaron a reunirse todas las noches en el momento en que los cartoneros se preparaban para tomar el tren de regreso a José León Suárez. Aníbal Rodríguez, asambleísta, agrega: “Pronto vimos que estábamos del mismo lado del mostrador”.
Los asambleístas tuvieron uno de los primeros gestos de apoyo importante hacia los cartoneros cuando éstos decidieron manifestarse y denunciar que la vigilancia del Ceamse y la policía local los reprimía, hasta con balas, cuando intentaban entrar a uno de los basurales más grandes del Conurbano a buscar basura y alimentos descartados por supermercados y fábricas de la zona. Unos 400 vecinos y cartoneros bloquearon, en aquel entonces, la entrada de camiones al basurero. Las asambleas de Colegiales y Palermo Viejo ayudaron a los recolectores urbanos en su reclamo ante la empresa de ferrocarriles TBA cuando cerró la estación Carranza, donde para el Tren Blanco. Hicieron cortes de vías y se quejaron ante las autoridades hasta que finalmente lograron la reapertura de esa parada. No era el primer conflicto que los cartoneros tenían con la compañía de trenes, que tiempo atrás los acusaba de viajar en vagones que no les correspondían.
Diferentes situaciones en que algunos cartoneros se lastimaron mientras trabajaban y no pudieron acceder a la vacuna antitetánica –porque en los hospitales faltaba el suero que debe complementarla y los heridos debían comprarlo– despertaron entre los asambleístas la idea de iniciar una campaña para que las autoridades de salud porteña se encargaran de proveer la inmunización necesaria. Los impactó mucho, además, el relato de la muerte del marido de Lidia, atropellado por una camioneta mientras cirujeaba. El hombre recibió atención médica tardía y deficitaria.
Un festival organizado por cartoneros y asambleas fortaleció el vínculo y agregó la dosis de presión necesaria para que pudieran concretar su proyecto. Consiguieron jeringas, agujas descartables, algodón, alcohol y voluntarios de la Facultad de Medicina para vacunar a 2 mil personas contra el tétanos y la difteria en las estaciones Carranza, Colegiales, Villa Urquiza y Pueyrredón. En San Telmo, los asambleístas, además de promover la vacunación para los cartoneros que pasan por esa zona, organizaron una olla popular especial para ellos.

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