EL PAíS • SUBNOTA
› Por Horacio Verbitsky
Con una misa finalizará hoy en Río Cuarto el Encuentro Nacional “Repensando la Política”, que convocó la Comisión de Pastoral Social de la Iglesia Católica argentina. Ese ministerio político del Episcopado está a cargo del obispo de San Isidro Alcides Jorge Pedro Casaretto. Según Casaretto el encuentro fue convocado para revalorizar la política y un nuevo estilo de liderazgo, que evite el personalismo y la confrontación, con espíritu de fraternidad. El modelo propuesto serían, entre otros, la senadora Hilda González de Duhalde y los diputados Oscar Aguad y Graciela Camaño, a quienes los organizadores consideran “vinculados al humanismo cristiano”, sobre lo que expusieron ayer. Se trata de la continuidad del Diálogo Argentino, con el que Casaretto y el entonces senador Eduardo Duhalde apresuraron la renuncia de Fernando de la Rúa a la presidencia mientras en las calles atronaba el canto “Que se vayan todos”, y que en los meses siguientes apuntaló a Duhalde en su fugaz gestión a cargo del Poder Ejecutivo. Diez años después, el infatigable Casaretto sigue empeñado en renovar la política, con los mismos aliados políticos. Para contextualizar su esfuerzo, es útil el cotejo de la representación política en ambas cámaras del Congreso Nacional, en 2000 y en 2010. En tan breve lapso se fueron casi todos: sólo 27 diputados y senadores actuales ya lo eran en 2001, es decir apenas el 8,2 por ciento. Los diputados que se repiten son Alfredo Atanasof, Graciela Camaño, Elisa Carrió, Zulema Daher, José María Díaz Bancalari, Graciela Giannettasio, Miguel Angel Giubergia, Dulce Granados, Marcelo López Arias, Eduardo Macaluse, Jorge Obeid, Ramón Puerta, Adriana Puiggrós, Elsa Quiróz, Jorge Rivas, Margarita Stolbizer y Silvia Vázquez. Sólo un senador de 2011 ya ocupaba su banca en 2000 (Carlos Verna), Adolfo Rodríguez Saá cubre hoy el asiento de su hermano Alberto en 2001; siete senadores de hoy eran diputados entonces (Nicolás Fernández, Rubén Giustiniani, Hilda González de Duhalde, Guillermo Jenefes, Roxana Latorre, José Pampuro y Miguel Angel Pichetto),y sólo el diputado Jorge Yoma era senador en 2001. Este altísimo índice de rotación, muy superior al del Congreso de los Estados Unidos o al de los parlamentos europeos, conspira contra la calidad del trabajo legislativo, ya que con cada miembro que deja el Congreso se dilapidan destrezas y conocimientos que cuesta reponer, pérdida agravada por la ausencia de un cuerpo profesional, capacitado y estable como el de Washington. La rotación de los congresistas provoca la de sus asesores, que llegan y se van con ellos. La renovación es menor entre los intendentes del Gran Buenos Aires. Si se toman en consideración las nueve intendencias del primer cordón y las quince del segundo, diez titulares del Poder Ejecutivo comunal son los mismos hoy que hace diez años, es decir el 41,66 por ciento, porcentaje que aumenta al 45,83 por ciento si se suma a Merlo, donde el intendente de 2000, Hugo Gaux, actuó en forma interina en reemplazo del intendente de entonces y de ahora, Raúl Othacehé. La Iglesia Católica no tiene que preocuparse por esas cuestiones hasta que su personal superior cumple 75 años, única causa de relevo, salvo los escándalos sexuales y/o la asunción de posiciones políticas progresistas. El renovador de la política Casaretto fue designado obispo en diciembre de 1976 y recién tendrá obligación de presentar su renuncia el 27 de diciembre del año próximo. En ese lapso se sucedieron diez presidentes, de diverso sexo, partido y legitimidad.
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