Dom 21.11.2010

EL PAíS • SUBNOTA

Valores

› Por Horacio Verbitsky

Cuatro diputadas protagonizan el escándalo que desde hace dos semanas entretiene al Grupo Ahhh..., lo que le impidió fijar posición sobre el extraordinario anuncio oficial de que el Club de París terminó por acceder a una negociación directa con la Argentina sin intervención del FMI. Una de ellas, la libertadora Elisa Carrió, admitió sonriente que al decir que se había recreado el Pacto de Olivos y se había empleado “la Banelco de Cristina” se reposicionaba para sostener su candidatura presidencial el año próximo. Cynthia Hotton (del monobloque Mis Valores para Tu País), denunció que había recibido una propuesta deshonesta de su colega oficialista Patricia Fadel para que se retirara del recinto. Pero Fadel había documentado los hechos en una escribanía y Hotton terminó reconociendo al borde del llanto que ella hizo la llamada para formular un pedido, lo cual la pone al borde de un procesamiento por falsa denuncia. La radical patagona Elsa Alvarez dijo que se sintió presionada por llamados telefónicos en los que le pidieron que votara el presupuesto oficial. Pero al día siguiente reveló que su interlocutor era el intendente de su ciudad, San Julián, preocupado porque de no aprobarse el presupuesto se paralizarían las obras planeadas. Además se negó a atender un llamado que, según le dijeron, era del ministro De Vido. La diputada Graciela Camaño de Barrionuevo (peornismo opositor) golpeó en el rostro al diputado oficialista Carlos Kunkel porque la llamó señora de Barrionuevo, pese a lo cual el contenedor Grupo Ahhh... decidió confirmarla como presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, nada menos. Además del golpe, también se descalificó al decir que querellaría a Kunkel, olvidando que ella misma votó el año pasado la despenalización de las calumnias y las injurias en casos de interés público. Hasta Laura Alonso, que cambió Poder Ciudadano por el PRO, explicó el criterio de Transparencia Internacional, que diferencia entre una negociación política sobre obras, habitual en todo el mundo, y un acto de corrupción, que implica provecho personal con fondos públicos. Luego de denunciar insoportables presiones del Poder Ejecutivo para que se aprobara la ley, los principales voceros del Grupo Ahhh... declararon que todo fue una maniobra del gobierno que prefería gobernar prorrogando el presupuesto 2010, para evitar controles en el gasto. Nadie se interesó por explicar la contradicción. Entretanto, Clarín sostuvo el tema como título de su portada durante más de una semana, mientras el vicepresidente de su directorio era investigado por lavado de dinero.

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