Rodeado por un selecto grupo de empresarios argentinos y estadounidenses, el diputado y precandidato presidencial de la UCR Ricardo Alfonsín reivindicó ayer la política llevada a cabo durante la presidencia de su padre, en la que se enjuició a quienes violaron los derechos humanos desde el Estado y también a responsables de las organizaciones guerrilleras. “No muchos lo recuerdan, pero con nosotros estuvieron presos (José) López Rega y (Mario) Firmenich”, aseguró Alfonsín ante una de las preguntas de los presentes y acto seguido recibió el aplauso más efusivo del almuerzo. Consultado por Página/12, el diputado diferenció al terrorismo de Estado de los crímenes cometidos por fuera de su estructura y sostuvo que en una eventual presidencia suya continuará con la política de “verdad y justicia” llevada a cabo por el gobierno nacional.

“En las últimas décadas se han llevado adelante políticas para condenar los horrorosos crímenes cometidos por el terrorismo de Estado, ¿piensa usted llevar a cabo políticas para condenar los crímenes por el terrorismo de Montoneros?”, le preguntó por escrito un abogado sentado a una de las pocas mesas servidas en el piso 10 del Club Americano.

En una respuesta que buscó la ambigüedad, Alfonsín sostuvo que en caso de acceder a la presidencia va a llevar adelante las políticas necesarias para “pacificar” la Argentina. También recordó que su padre había ordenado por decreto juzgar tanto a las juntas militares así como a los líderes de las organizaciones armadas y puso como ejemplo al jefe de la Triple A, José López Rega, y al líder montonero Firmenich.

Fuera de micrófono, el precandidato radical precisó a Página/12 que con esa afirmación no quiso decir que iba a impulsar la apertura de juicios contra los líderes de la guerrilla de los ’70 ni detener los juicios contra los militares abiertos hasta la fecha. Alfonsín sostuvo, además, que no considera en un mismo nivel los delitos cometidos desde el Estado que fuera de él.

Este diario quiso saber si Alfonsín consideraba también imprescriptibles los crímenes cometidos por parte de esas organizaciones, pero el diputado evitó entrar en el debate jurídico. “Yo no soy penalista”, aclaró entre abrazos y tarjetas que le acercaban los presentes al retirarse.

Durante otro pasaje de su exposición, Alfonsín fue menos complaciente con su auditorio. Al ser consultado por la política exterior de su eventual gobierno y en particular con los Estados Unidos, el diputado aseguró que su prioridad será fortalecer las relaciones en el Mercosur y con América latina, aunque tendrá “la mejor relación con todos los países”, en particular las economías de Asia.

No faltaron severas críticas al Gobierno en materia de estadísticas, falta de diálogo, previsibilidad y “seguridad jurídica”, transparencia y política de transporte. Alfonsín adelantó que junto a Juan Roccatagliata planifica una recuperación del ferrocarril y reiteró que la experiencia radical con la inflación servirá para que “no vuelva a pasar” una escalada inflacionaria.

“No tenemos prejuicio con la generación de riqueza”, dijo el hijo del ex presidente frente a la mirada atenta del director de la Cámara Argentino Americana de Comercio, Alejandro Díaz; el presidente del Club Americano, José Irigoyen; el consejero político de la Embajada de EE.UU., Alexis Ludwig, y el director ejecutivo de la Asociación de Bancos Argentinos, Norberto Peruzzoti, entre otros.

El menú arrancó con unos crêpes de camarones, luego sirvieron pollo relleno con papas noisette; todo acompañado con buen Malbec de Luján de Cuyo, Mendoza, y una copa de champagne para el brindis. “Espero que no tengan que esperar a que sea presidente para que nos volvamos a encontrar”, se despidió Alfonsín.