Cumpleaños. La apertura de las sesiones previas a la cumbre de presidentes del Mercosur fue inusual. En vez del discurso protocolar con el que habitualmente abren los encuentros, el anfitrión Celso Amorim solicitó un fuerte aplauso por el “aniversario” –así se dice cumpleaños en portugués– del ministro argentino Héctor Timerman. No hubo velitas pero todas las delegaciones lo felicitaron.

Kirchner. Antes del inicio del cierre de la Cumbre Social con el discurso de Lula y de Fernando Lugo se produjo un pequeño momento emotivo. Con las luces apagadas en el salón comenzó a salir de los altavoces la voz del ex presidente Néstor Kirchner. “Quisiera que me recuerden con alegría”, decía el santacruceño fallecido hace casi dos meses en la ya clásica lectura del poema del detenido desaparecido Joaquín Arieta. Luego del momento sorpresa, los 700 representantes de las organizaciones sociales aplaudieron largamente y desde el fondo su pudo escuchar el canto de algunos kirchneristas: “Néstor no se murió, Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo...”

Seguridad. La presencia de las fuerzas de seguridad fue imponente. Los cancilleres sesionaron en la reunión previa a la llegada de los mandatarios al Hotel Bourbón en las afueras de Foz de Iguazú. El operativo militar consistía en dos baterías antiaéreas, dos tanques, una moderna torreta de comunicaciones y varios jeeps y convoys cargados de soldados con fusiles en mano. Después, a medida que fueron llegando los presidentes se sumaron helicópteros que todavía entrada la madrugada sobrevolaban la ciudad y el Parque Industrial Itaipú, donde Lula ofrecía una cena de gala para sus invitados.

Derrota. El fútbol no se quedó afuera de la cumbre. La pobre participación del Inter de Porto Alegre en el mundial de clubes tenía a parte de los periodistas locales inmersos en una mezcla de desconsuelo y rabia. Irónicamente, sostenían que la ausencia de la presidenta electa Dilma Rousseff se debía a que era “torcedora” del Inter.