EL PAíS • SUBNOTA › ANA MARíA EDWIN, TITULAR DEL INDEC
› Por Emilio Ruchansky
Desde Río Gallegos
Sentada en el lobby del Hotel Patagonia, sobre la calle Fangano, a metros de la avenida Néstor Kirchner, la titular del Instituto Nacional de Estadística y Censos recuerda lo complicado que fue para ella el 27 de octubre. “Estuve media hora encerrada en mi oficina llorando cuando supe que se había muerto, lo sentí como un cuchillazo, costó recuperarse”, dice Ana María Edwin. Venía de resistir, dice, todos los boicots de la oposición al Censo y de haber preparado “el operativo civil más importante en tiempos de paz”. Kirchner, asegura, “era un amante de las estadísticas, como diseño de las estrategias, acá no hay milagros, la gestión desde el 2003 es producto de una planificación muy cuidada”.
Este es el quinto censo del que participa Edwin. Recién egresaba de la universidad cuando empezó a censar, en 1970. “Los datos de esa operación, que había sido tan planificada, se conocieron recién siete años después. En verdad, habían comprado lectoras ópticas que no funcionaron y trabaron toda la lectura de información. Los datos que se terminaron difundiendo eran inferidos de una muestra del 10 por ciento de la población”, dice.
–Según usted, el Censo 2010 es el mejor que se hizo. ¿Por qué?
–Primero quiero aclarar que el censo de 1947 fue excelente. De hecho, sirvió para que (Juan) Perón diseñara los dos planes quinquenales. Lo que diferencia a este censo y lo hace el mejor es la larguísima experiencia de la gente que trabajó. Antes se trabajaba con listados de viviendas; nosotros, en cambio, hicimos una cartografía que aseguró la cobertura y les va a servir mucho, por ejemplo, a los especialistas de la provincia de Buenos Aires, que aglutina casi el 40 por ciento de la población. Además, hay otras cuestiones técnicas. Hasta ahora las planillas se completaban rellenando un redondelito y se perdía mucho tiempo. Por primera vez, se hizo con cruces porque cambiamos las máquinas para procesar datos. Son las mismas que probamos en noviembre de 2009. La logística fue excelente, no le faltó el material de trabajo a nadie, y según la Sindicatura General de la Nación fue el censo más barato desde el ’80 hasta acá.
–¿Cuáles son sus conclusiones sobre estos primeros resultados?
–Se notan algunos fenómenos. El crecimiento poblacional tiene relación con el crecimiento económico a tazas chinas que tuvo la Argentina desde el 2003, con las inversiones, nacionales y extranjeras, con el de-sarrollo industrial, comercial y turístico. Se nota en la Patagonia, por ejemplo, y también en los procesos migratorios. Mucha gente de países limítrofes que se fue después de la crisis del 2001 volvió, otros vienen por temas de salud, por mejor atención, y se quedan con sus familiares que ya migraron. También se nota cierto movimiento interno de gente del norte del país, de Entre Ríos y de Corrientes también, que van al sur porque hay mejores posibilidades laborales. Y claro, los movimientos de los cosecheros, de los “peones golondrina”.
–¿Qué relación tendría el crecimiento poblacional desde el punto de la tasa de fecundidad?
–Hay relación, pero ese crecimiento no es exponencial. El país tiene cada vez más tendencia al control de la natalidad, como en Europa. Y creo que eso tiene relación con la implementación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, de la maternidad y paternidad responsables.
–¿Los cambios conceptuales abren también nuevas líneas de investigación?
–Sí. Haber trabajado con organizaciones sociales fue algo muy interesante. Lo planteé en el ’91, como prueba piloto en algunas villas y, pese a los prejuicios de ese momento, sirvió. Quiero aclarar que otra ventaja es que por primera vez no se tuvo que aplicar la carga pública para realizar el censo, la gente se ofrecía a colaborar. Hubo mucha voluntad popular. Del trabajo con organismos de discapacitados, de diversidad sexual, con pueblos originarios, con organizaciones de inmigrantes de Paraguay, Bolivia y Perú saldrán nuevas investigaciones. Abre el campo a cuestiones que tenemos que reflejar.
–En la presentación comentaron que el tema digital será prioridad.
–Es que todavía no tenemos dimensión de lo que pasa cuando les entregás netbooks a tantos estudiantes secundarios. Necesitamos saber qué pasa en la casa, en el entorno familiar, si usan las computadoras para comunicarse, qué complementos precisan los adultos para manejarlas. Para que sea más efectivo.
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