EL PAíS
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Uniformación y supresión
Por Fernando “Pino” Solanas
Invitado por el Foro Social Mundial para hablar sobre “cine, política y homogeneización de las imágenes”, pensé que lo haría ante algunos cientos de personas. Cuando el domingo a la tarde llegué al Gigantinho me topé con un gran estadio circular y techado, donde nos aguardaban más de 15 mil concurrentes. Con mi compañero de mesa, Cito Masselli, el director italiano, nos miramos con temor pensando que nuestra exposición sería demasiado técnica. Las dudas eran infundadas. La participación de ese auditorio volvió a sorprendernos y continuó enfervorizando las exposiciones de Eduardo Galeano y Leonardo Boff.
Los dos grandes patrimonios de la humanidad, como la diversidad biogenética y el ecosistema y la diversidad con su tesoro de lenguas, memorias y creaciones del espíritu acumulado por generaciones en cientos de pueblos y naciones, están siendo amenazados. Y la amenaza proviene de la expansión planetaria que la globalización y la revolución tecnológica han provocado en las redes mundiales de comunicación de imágenes. Los viejos ejércitos de ocupación colonial han sido reemplazados por el amable y seductor bombardeo de imágenes. El 85 por ciento de los espacios de difusión está ocupado por las producciones de Hollywood, mientras que todo el cine del mundo no hablado en inglés jamás superó el 2 por ciento del box office de los Estados Unidos. Esta desigualdad global está produciendo un proceso de aculturación sin precedentes: decenas de países aún no han conquistado su derecho a producir su propio cine y menos a comunicarlo. Sin derecho al “espejo” de la imagen y condenados a consumir otras, se sufrirán serias mutaciones culturales. Según la Unesco, en los próximos 30 años desaparecerá la mitad de las lenguas del planeta. Esta catástrofe cultural no es la única y puede ser evitada si los pueblos se movilizan para debatir en todos los foros nacionales e internacionales. Entre otras medidas, es necesaria la democratización de los espacios de difusión para asegurar la diversidad.
El cine y la cultura son imágenes, gesto, palabra, memoria y expresión. Ninguna civilización, por más desarrollada que sea, puede ocupar la mayoría de los espacios porque eso significa la supresión de los otros. Esto no es otra cosa que Totalitarismo, muerte y destrucción. Por estas razones, hay que trabajar para lograr el necesario consenso de los derechos de la pluralidad cultural, que en el cine podríamos resumirlos como: a) derecho de cada pueblo a realizar y comunicar sus propias imágenes; b) el derecho a conocer y gozar de otros cines y culturas. Por último, hice un llamamiento para la creación de redes alternativas, la discusión de leyes, de marcos regulatorios que aseguren la democratización de los circuitos televisivos y la creación del canal de Televisión del Mercosur.
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