Por E. T.
Desde Porto Alegre

Ratificando la importancia que el FSM tiene en el actual escenario político internacional, ayer los integrantes del cónclave contra la globalización neoliberal recibieron una misiva del secretario general de la ONU, Kofi Annan. Por sí solo el gesto habla de que el encuentro de Porto Alegre hoy es un dato de la realidad que no puede ser desconocido, no sólo por el número de organizaciones sociales y voces destacadas que nuclea sino también por el tipo de definiciones y temas que aborda.
Así es que Annan se vio obligado a decir: “Comparto con ustedes la ansiedad por la resolución de todas estas crisis”. El titular de la ONU hacía referencia de esta manera al inminente ataque contra Irak, “la escalada de violencia en Medio Oriente y la proliferación nuclear en la península de Corea”. Aunque las preocupaciones de Annan parecen estar dictadas por la agenda de la administración norteamericana, el hecho a destacar es que se vio compelido a entregar una explicación a una organización en la que están enrolados los grandes marginados de la tierra, aquellos que no suelen pisar las rojas alfombras de hoteles cinco estrellas en los que suelen concretarse las deliberaciones de las Naciones Unidas.
La carta de Annan no deja de ser un rosario de buena voluntad en el que con un muy medido lenguaje diplomático van dando cuenta de su preocupación por la propagación de enfermedades como el SIDA, la existencia de naciones que se beneficiaron excesivamente de la globalización e incluso como al pasar menciona la existencia de una desigual distribución de la riqueza. Por cierto el diplomático se mostró comprensivo con los reclamos de las organizaciones que participan del FSM, pero los insta a dejar de lado la crítica a los gobiernos y trabajar junto con ellos. Recomendación válida si no fuera porque al momento de mostrar conquistas las alforjas de Annan suelen aparecer vacías.