Dom 16.02.2003

EL PAíS • SUBNOTA

Libre y aceptado

› Por Horacio Verbitsky

El presidente de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, Jorge Alejandro Vallejos, propuso el ingreso del jefe del Ejército a una de las logias que integran la organización, creada en la Argentina hace un siglo y medio. La incorporación de Brinzoni no se concretó por la oposición de varios integrantes de la logia elegida por Vallejos, entre quienes había un ministro de la Corte Suprema de Justicia y otros funcionarios del Poder Judicial, un ministro del gobierno del Senador Eduardo Duhalde, legisladores nacionales, altos directivos de empresas estadounidenses, británicas, italianas y francesas y delegados abiertos y encubiertos de organismos de inteligencia de Norteamérica y Europa, amén de la SIDE aborigen. El vicepresidente de la Gran Logia, Jorge Alberto Wesolowski, es el gestor del ingreso al organismo de los embajadores de países de Europa del Este, justo ahora que el ministro de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, ha expresado su desdén por la “vieja Europa” expresada en el eje franco-alemán, que se opone a la expedición militar en procura del petróleo iraquí.
No puede decirse que la Masonería argentina simpatice con la dictadura militar. Por el contrario, cuando se cumplieron 25 años del último golpe lo calificó de “siniestramente singular”, debido a “una represión ilegal de inédita crueldad”. También llamó al gobierno de entonces “el máximo violador de los derechos humanos en la historia argentina del siglo pasado y uno de los peores en los anales latinoamericanos y aun mundiales”, conceptos incompatibles con las indulgentes definiciones de Brinzoni. Sin embargo, cuando impulsó una denominada “Mesa de la Reconciliación” Brinzoni buscó el apoyo de esa institución, de credo laico, liberal y republicano, que exalta a Esteban Echeverría, Bartolomé Mitre y Domingo F. Sarmiento, y cuya consigna es la misma de la Revolución Francesa de 1789, “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Los valedores de Brinzoni en la Masonería fueron su Vicepresidente 2º, Jorge Carlos Marasco, quien es Primer Vigilante de la logia a la que debía incorporarse, y su Guardatemplo Externo, Raúl Vaccaro.
En la última edición de la revista de la Masonería, Símbolo, Marasco firma un artículo sobre “La República Penélope”, en el que sostiene que “hemos construido una sociedad que vive una larvada guerra civil y que es incapaz de superar el pasado para enfrentar con más fuerzas el difícil futuro que se avizora. Los argentinos nos debemos un esfuerzo mayúsculo de reconciliación nacional, no para arriar banderas sino para que finalmente los frutos del encuentro sean el cimiento sobre el que pueda reconstruirse la nación”. También reclamó “sobre la base de la protección de los derechos humanos, garantizar vidas y propiedades atacadas hoy con particular violencia”. La militarización de la Seguridad Interior es uno de los tópicos preferidos de Brinzoni, quien llegó a suministrar estadísticas sobre criminalidad en el Gran Buenos Aires ante un auditorio de políticos y empresarios.
Brinzoni padece de un eclecticismo crónico y sus convicciones son sus conveniencias. Forma parte del sector castrense autodenominado liberal. Sus modelos personales son el último dictador, Benito Bignone, y el ex Jefe de Estado Mayor Héctor Ríos Ereñú. Luego de los alzamientos carapintada, que acabaron con la jefatura de Ríos Ereñú, Brinzoni formó parte del equipo de confianza formado por quien lo sucedió, el general José Caridi, para erradicar del Ejército al bando encabezado por los coroneles Mohamed Seineldín y Aldo Rico. Pero no tiene inconvenientes en designar como abogado de confianza a un dirigente neonazi. El Inadi dictaminó que incurrió en un acto de discriminación antisemita respecto del periodista Héctor Timerman.
Los contactos del jefe del Ejército con la Masonería se mantuvieron durante varios años en la mayor discreción. Pero a medida que las investigaciones por la masacre de Margarita Belén fueron avanzando, Brinzoni dejó atrás algunos recaudos y comenzó a mostrarse en público en compañía de los miembros de la Gran Logia. El 6 de octubre último fue el orador de fondo en la cena con que Vallejos agasajó a los Grandes Maestres de las Grandes Logias de quince países americanos, integrantes de la Confederación Masónica Interamericana. Allí expuso sobre las políticas del Ejército, al que declaró comprometido con la democracia, y luego dialogó con los Grandes Maestres. En diciembre, Brinzoni asistió a la comida con la que la Gran Logia celebró el “Día del Masón” en el restaurante La Isla, del bajo Belgrano.

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