EL PAíS • SUBNOTA
“Todavía lo estoy deglutiendo”, dijo, conmovido hasta las lágrimas, Edwin “Peco” Tissenbaum, abogado de presos políticos en los ’70 y una especie de “padre jurídico” del juicio por la Masacre de Margarita Belén. Sentado en su silla de ruedas, abrazado por sus seres queridos, contó: “Fueron 35 años de impunidad, porque hasta los gobierno democráticos fueron frenando este juicio”. A Peco le disgustó la absolución del policía Alfredo Chas, al igual que a Mirta Clara, ex presa política y esposa de Néstor Sala, una de las víctimas de la masacre. Martín Díaz, hijo de Luis Díaz, otra víctima de la masacre, dijo: “Siento dolor, pero también mucha alegría”. Y su madre, Norma Cajal, señaló: “Desde el sentimiento, era previsible el desborde, después de que durante la dictadura, incluso en democracia, se nos negara reiteradamente el reclamo de justicia”. Mario Bosch, abogado querellante, dijo estar “conforme con las condenas a cadena perpetua, no así con la absolución de Chas, porque entendemos que había elementos probatorios suficientes para condenarlo. Respetamos el fallo del Tribunal, pero lo vamos a apelar en Casación”, señaló. Y concluyó avisando que ahora esperan otros dos juicios, las causas Margarita Belén II y Caballero II.
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