Donald Rumsfeld, secretario de Defensa estadounidense, afirmó ayer que las fuerzas estadounidenses y sus aliadas están listas “en gran parte” para entrar en guerra con Irak. Poco después, un alto responsable del Comando Central (CentCom) estadounidense que pidió el anonimato respaldó esa afirmación, diciendo que el número de soldados estadounidenses en torno a Irak había llegado a los 210.000, y que más tropas se hallaban en camino. La evidencia de que falta poco para completar el dispositivo de una invasión para derrocar a Saddam Hussein resultó aún más clara después de que el canciller turco Yasir Yakis afirmara en Washington que los dos países estaban muy cerca de llegar a un acuerdo que permitirá emplazar unas 40.000 tropas estadounidenses en Turquía –lo que permitirá abrir un frente norte contra Saddam–, y de que se concretara, también ayer, el envío por la OTAN desde Alemania de aviones de reconocimiento Awacs a Turquía, una de las medidas defensivas con que la Alianza Atlántica debía respaldar a su crucial aliado turco de cara a una confrontación con Saddam.
Estados Unidos y sus aliados tienen “amplias” fuerzas en el terreno si el presidente George W. Bush decide ir a la guerra, dijo Rumsfeld. “Estamos en un punto donde si el presidente toma esa decisión, bueno, el Departamento de Defensa está preparado y tiene las capacidades y la estrategia para hacerlo”, sostuvo. Las posteriores declaraciones del responsable militar del Centcom detallaron parte de esas capacidades. De los 210.000 soldados mencionados, 10.000 están bloqueados en Afganistán, pero los otros, en tierra o en navíos en los países sobre el Golfo o el Mediterráneo, están disponibles para un conflicto, según la fuente. Ya hay 98.000 soldados estadounidenses en Kuwait, el emirato que serviría como principal trampolín desde el sur para una ofensiva terrestre contra Irak. Unos 41.000 militares de la Marina, así como Marines, están en barcos en el Golfo y otros 23.000 soldados están listos para intervenir desde el “teatro europeo”, que comprenden a aquellos que están apostados en dos portaaviones en el Mediterráneo. Mientras tanto, más de 18.000 soldados británicos, de los 42.000 previstos, ya están desplegados en la región del Golfo.
Pese a todo, el dispositivo, con ser impresionante, puede estar aún no del todo completo. El general británico retirado Patrick Cordingley, que en la primera Guerra del Golfo comandó la Séptima brigada blindada (“Ratas del Desierto”), declaró que las tropas británicas estarían listas para participar en el conflicto “a mediados de marzo”. Otras especulaciones señalaban que la guerra podría empezar el 8, cuando EE.UU. complete su dispositivo con la llegada de los helicópteros de la crucial 101ª División Aerotransportada. Los militares estadounidenses han requerido 250.000 hombres para Irak solamente, y esto también sugiere que queda algún tiempo antes de entrar a la acción, que seguramente será usado para las maniobras diplomáticas conducentes a alguna fórmula internacional que las legitime (ver nota abajo). Pero una vez que la totalidad de las fuerzas se encuentre en el lugar, los estrategas recomiendan usarlas lo antes posible, porque se trata del momento de mayor moral y estado de alerta.
De todos modos, el anillo en torno a Irak empezaba ayer a apretar cada vez más. La novedad fue el aparente desbloqueo con Turquía, que mantuvo una dura negociación con Washington sobre el monto de la compensación económica estadounidense a Ankara a cambio del uso de las bases. El plan del Pentágono contempla un frente sur desde Kuwait, un frente norte desde Turquía y tal vez un pequeño frente oeste desde Jordania. Si –como se predijo ayer– hubiera acuerdo entre Washington y Ankara este fin de semana, la cuestión pasaría a manos del Parlamento turco, que debería aprobar el acuerdo la semana que viene. Y la descarga de tanques pesados y soldados todavía no se ha completado en el territorio, donde Washington necesita la mayor cantidad de fuerzas para un triunfo rápido.