EL PAíS • SUBNOTA › LA SITUACIóN DEL “SUCESOR”
› Por I. H. y R. K.
No bien se detectaron con claridad los desmanejos de los hermanos Schoklender, el 6 de junio, Madres de Plaza de Mayo les quitó el poder de firma a Sergio y Pablo, pero también a todos quienes los rodeaban, incluyendo al abogado Hugo Gallardo, mencionado por varios medios como el sucesor de los Schoklender. En un acta que se conoció ayer, el propio 6 de junio, la Fundación resolvió que cualquier cheque debía llevar la firma conjunta de tres personas de un listado de seis en el que Gallardo no figuraba. Además, en la misma acta se resolvió revocarle el poder que tenía.
Durante la jornada de ayer se difundió la noticia de que Gallardo continuaba con todos los poderes a cargo del funcionamiento de Sueños Compartidos, el plan de Madres de construcción de viviendas. Es más, se lo mencionaba como coadministrador, junto con la hija de Hebe de Bonafini, María Alejandra. Al mismo tiempo se hicieron conocer una cantidad de sociedades en las que Gallardo aparecía vinculado con Pablo Schoklender, otro dato sorprendente para las Madres que cada día ven aparecer nuevas empresas constituidas por quienes fueron sus hombres de confianza.
El acta difundida ayer prueba que Gallardo ya no era coadministrador ni sucesor de Schoklender porque la clave en el manejo de cualquier organización es la facultad de mover los fondos, en especial firmar los cheques. Y a partir del 6 de junio se estableció que cualquier pago tenía que tener tres firmas de un listado de seis personas: Hebe de Bonafini, su hija María Alejandra, Evel de Petrini, Pedro Lanteri, Inés Vázquez y el abogado de derechos humanos Antonio Rojas Salinas. Además, en el mismo texto Gallardo presenta su renuncia a los poderes que tiene y, aunque no se lo aparta de la organización, se resuelve revocar sus poderes.
Para la Asociación de Madres de Plaza de Mayo la situación es muy difícil. Todo el equipo que manejó y administró Sueños Compartidos fue desplazado de un día para otro, incluyendo a las 16 personas más cercanas a Sergio y Pablo Schoklender. Pero también se fueron algunos de los técnicos, contadores y administrativos que trabajaban con los hermanos. Semejante terremoto se produjo mientras se descubrían decenas de sociedades que Madres no sabían que existían e incluso que los vehículos con los que se trasladan y las oficinas en las que trabajan no están a su nombre, sino de sociedades de los Schoklender. La Fundación –conducida por mujeres que tienen entre 82 y 94 años– tuvo que recurrir a un contador externo para que realice una auditoría, organice la documentación y, sobre todo, empiece a analizar cómo se produjo –presuntamente– un enorme desvío de fondos. Como anticipó ayer Página/12, los primeros indicios apuntan a que el dinero destinado a pagar cargas sociales, impuestos y un fondo de la Uocra fueron derivados a empresas y al patrimonio personal de los Schoklender. Pero la investigación recién está en sus comienzos.
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