Misiones y Tierra del Fuego eligen hoy sus autoridades. Las separan miles de kilómetros y enormes diferencias. Ambas tienen en común una historia de alternancia política. En 1983 el radicalismo ganó en la provincia de la tierra roja. Desde 1987 hasta 1999 el peronismo recuperó la batuta, incluyendo dos mandatos del gobernador Ramón Puerta. Desde 2003 gobierna una coalición peronista-radical precursora, a su modo, de la Concertación Plural. Carlos Rovira enhebró dos mandatos y tropezó con el rechazo ciudadano, encabezado por el obispo Joaquín Piña, cuando quiso reformar la Constitución para ir por un tercer mandato. Maurice Closs, un aliado de origen radical, ganó la gobernación en 2007 y va por la reelección que las encuestas le dan por segura. Lo siguen, a gran distancia Claudio Wipplinger, por el PRO, y el radical Luis Pastori. Misiones es un distrito muy poblado, cerca de 1.100.000 habitantes. Si se ratifican las predicciones, la Casa Rosada tendrá motivos para festejar. Como en muchos territorios la capital, Posadas, muy crecida en los últimos años por migraciones locales, será determinante en el cómputo final.

Tierra del Fuego es una provincia nueva, eligió mandatarios cuatro veces. El provincial Movimiento Popular Fueguino, el justicialismo y el partido de la actual gobernadora Fabiana Ríos (ARI en sus orígenes, luego separado para formar un fuero propio) se sucedieron en el poder.

Ríos busca revalidarse y su rival más potente es la kirchnerista Rosana Bertone. A diferencia de la mayoría de las provincias (incluida Misiones) Tierra del Fuego tiene sistema de doble vuelta. Los pronósticos vaticinan que la habrá, en una semana. Los sondeos favorecen a Bertone para la primera vuelta aunque sin llegar al cincuenta por ciento necesario.

La provincia es la menos poblada del país. Sus habitantes, básicamente, se asientan en dos ciudades. La capital Ushuaia, donde tiene especial peso el empleo público. Y Río Grande, una ciudad más industrial. Río Grande es un poco más grande que Ushuaia y sus comportamientos electorales suelen ser divergentes, lo que condiciona habitualmente las tácticas políticas, para contemplar ambas realidades. En este caso, el bastión de Bertone es Río Grande y Ríos tiene más consenso en la capital, aunque todo se pondrá a prueba.

Salvo que se dé un batacazo impensable, una mujer transmitirá el ejecutivo provincial a una sucesora, sea que Ríos revalide o que Bertone la releve. Será la primera vez en la historia institucional argentina, en ese nivel, un dato que habla de cambios trabajosos pero encomiables en la cultura política. El ejemplo podría replicarse a nivel nacional, si la presidenta Cristina Fernández de Kirchner es reelecta o si Elisa Carrió gana por la oposición. Hoy día, la líder de la Coalición Cívica parece estar a años luz de esa perspectiva.