EL PAíS • SUBNOTA
› Por Alejandra Dandan
“Pidió que la acompañara en el momento del parto, para no estar al lado de los asesinos. El ruido de las cadenas eran terribles en el momento que se sentían al mismo tiempo los gritos del bebé que nacía. Tuvo una hija mujer, en junio de 1977”. Siguen desaparecidas.
“Fue terrible, había sido torturada salvajemente, había sido secuestrada con su marido, era (prisionera) del Ejército, creo, pero la trajeron a la ESMA y estaba embarazada de dos meses. La torturaron hasta dejarle agujeros en los pechos. El hijo nació sietemesino: tenía dos kilos, era varón y dos días después ella gritaba, preguntaba, quería saber y trajeron una incubadora para la criatura, pusieron el chiquito y ella me pedía por favor que mirara si tenía todos los dedos, si los piecitos, si tenía alguna característica particular, y dos días después fueron trasladados.”
Ana y su hijo continúan desaparecidos.
“Estuve con ella porque ya estaba la pieza de las embarazadas, no sé por qué razón permitieron que yo pudiera quedarme con ellas ahí, así que tuve mucho contacto. Cori tuvo una nena, quería que se llamara Victoria. Fue secuestrada con su marido por la Aeronáutica y a ella la trajeron sola para dar a luz. Le hizo unos agujeritos en la oreja cuando nació la niña con unas cintitas azules que pudimos conseguir y una aguja al rojo vivo, una aguja de coser que había en la pieza de las embarazadas. Le hicieron escribir una carta diciendo que atendieran a la nena, que ella no podía ocuparse, esas fueron las primeras cartas.”
Cori sigue desaparecida. Su hija fue recuperada, es Victoria Donda.
“Antes de ellas estuvo Tita, pero no conozco demasiado. Venía de Coordinación Federal, la vi en Capucha porque no había condiciones especiales para las embarazadas hasta que las pasaron a la pieza de las embarazadas, en la que Tita no estuvo. Creo no haber participado del parto. La dejaban caminar y tenía los pies hinchados. El nombre de Tita no lo recuerdo, pero una vez que tuvo familia creo que varón, la trasladaron inmediatamente. Y no vi la criatura porque no existía la pieza.”
Tita y su hijo continúan desaparecidos.
“Tuvo un hijo varón, yo tampoco estuve en el parto, fue otra compañera. Le puso el nombre Lautaro. La familia sabía que se iba a llamar Lautaro. Cuando se abrió la Pecera, donde se veían los diarios del mundo, en uno de los artículos había algo escrito en holandés, idioma que yo no conocía para nada. Yo decía que podía traducir todas las lenguas, pero no era verdad porque conocía pequeñas cosas, palabras que me daban a entender, como por ejemplo si el artículo decía que Argentina era un país contra los derechos humanos o si eran positivos los artículos por el Mundial. En este caso, lo único que pude ver fue una foto de una Casa Cuna, que habían encontrado a un chico que lo dejaron en la puerta y que tenía puesto algo que decía Lautaro. En el caso de Mirta, el niño era de rasgos indígenas porque ellos eran de Chile y eran de origen indígena. Se decía que los militares no los querían así, es una de las cosas que nosotros pensamos, que es uno de los chicos que entregan por esta razón.”
Lautaro fue recuperado por sus abuelos.
“Fue secuestrada el 8 de julio del ’77 en la estación de Constitución. Sus padres la estaban esperando, ella venía de Mar del Plata y estaba embarazada y la secuestraron, y los trajeron al padre y a ella a la ESMA. Le dijeron que al padre lo iban a liberar, cosa que aparentemente quisieron hacer, pero al padre le dijeron: ‘Te dejamos acá, pero no tenés que dar vuelta la cabeza’. Y él dio vuelta la cabeza para ver la chapa. Lo volvieron a traer a la ESMA y luego nunca reapareció. A partir de ahí, a ella la llevaron a Mar del Plata a la Base de Buzos Tácticos, cuando la trajeron de nuevo fue una cosa, era otra persona la que habían traído: no hablaba, no se reía, no lloraba, estaba alterada totalmente por lo que había vivido en la base. Muy poquitos días antes la trajeron, pero en mi recuerdo es fines de septiembre. Estuve en el parto, y la dejaron unos diez días más o menos. Era la época en la que la pieza de las embarazadas se abrió. Venía Febres pocos días antes de que la embarazada tuviera familia y traía un lujoso moisés que nadie podía comprar. Era algo lujosísimo y se los daba diciéndoles: ‘Los vamos a llevar a los padres’ y les daba para que escribieran una carta. Yo estaba presente y tenía un papel y decía que pongan que no lo van a poder tener. Todas las cartas eran del mismo estilo, pero no llegaron nunca a las manos (de los familiares). Ella puso el nombre de su madre.”
En el parto estuvo Magnacco y Capdevilla. La hija de Susana Beatriz es Evelin Bauer Pegoraro, apropiada por Policarpo Vázquez, retirado de la Marina de Mar del Plata.
“Fue secuestrada junto con su marido porque guardaban los muebles en su casa de algún militante amigo. Su marido fue trasladado rápidamente y a ella la trajeron a la pieza. Venía siempre Magnacco a verla, venía a ver a todas la embarazadas. María José se había dado cuenta ya de que la criatura no se movía, pero no quiso decir nada porque dependía su vida del hecho de estar en esa habitación, tenía miedo de qué era lo que podía pasar. En diciembre el doctor Magnacco vio que el bebé no se movía, dijo: ‘Está muerto, hay que hacer un aborto’. Hizo el aborto e inmediatamente fue trasladada.”
María José permanece de- saparecida.
“La habían traído de la Aeronáutica justo para dar a luz. Me acuerdo de ella, estuve en el parto también. Siempre era Magnacco que estaba en esos partos. Fue un varón. Ella debe haber estado dos o tres días o cuatro como máximo en la pieza, porque en la pieza en general cuando las traían para dar a luz sólo había lugar para cuatro, así que cada vez que daban a luz dejaban el lugar a otra embarazada. A ella la dejaron con la criatura unos días. Trajeron también el moisés, la trasladaron sin criatura. La criatura quedó en la habitación durante un tiempo.”
Raquel está desaparecida. Su hijo es Ezequiel Rochistein, restituido. Fue apropiado por Juan Carlos Vásquez Sarmiento, de la Fuerza Aérea, prófugo.
“Venía de Buzos Tácticos de Mar del Plata y dio a luz también un varón y durante mucho tiempo venían a visitarla a la pieza de las embarazadas los altos jefes. Vañek, de la Marina, venían Chamorro y (Jorge) Vildoza. Eran visitas permanentes. Dio a luz alrededor de octubre de 1977. También estuvo Magnacco.”
Su hijo se llama Javier, fue apropiado por Jorge Vildoza, jefe del Grupo 3.3.2. de la ESMA, prófugo de la Justicia.
“Era (prisionera) del Servicio de Informaciones Naval, estaba con su marido. Tuvo familia en enero del ’78 pero estuvo desde octubre o noviembre en la pieza de las embarazadas. No fue un parto normal. No estaba Magnacco, estaba Scheller y llamó al Hospital Naval para que viniera un ginecólogo, y yo lo vi y supe que era el jefe de Ginecología del Hospital, no sé su nombre. Puedo describirlo si es necesario, lo recuerdo perfectamente y dijo que había que llevarla al hospital directamente para que diera a luz, para hacerle una cesárea. Tuvo una cesárea y casi dormida la trajeron de vuelta a la ESMA. Es una de las que firma una de las tarjetas que me hicieron las embarazadas cerca de la Navidad: es como un osito en cartulina y uno abría la tarjeta y abría los brazos y decía ‘te queremos mucho, tus hijas’. Firmaban Liliana Pereyra, Pati Marcuzzo, María José y Susana.”
Su hija Laura es la última nieta recuperada, nació por cesárea en el Hospital Naval.
“Venían de Buzos Tácticos, las trajeron juntas. Deben haber estado en septiembre-octubre (de 1977). Liliana dio a luz un varón en febrero de 1978. Pati alrededor del 15 o 18 de abril de 1978. Las dos dieron a luz un hijo varón. Lilana me contó que habían torturado a su marido delante de ella para que ella hablara y cuando ya estaba en la ESMA, los de Buzos Tácticos venían a interrogarla y ella volvía desesperada cada vez. Se ensañaron bastante con ella. Fue trasladada. Luego supe que dijeron que hubo un enfrentamiento con subversivos y apareció fusilado el cadáver.”
Liliana y Patricia están desaparecidas. El hijo de Liliana es Federico Cagnola Pereyra, apropiado por civiles, y el de Patricia es Sebastián Rosenfeld, que fue devuelto a su familia.
“Alicia era muy jovencita, tenía 17 o 18 años. La trajeron del Banco con los cabellos rapados, era alguien que tenía cabellos muy largos y la raparon, dijeron que era una cuestión de infecciones. Llegó antes de Año Nuevo y dio a luz un varón en marzo con el nombre Juan. Estuvo Magnacco, siempre fue Magnacco. A ella, cuando estuvo en el Banco, un coronel le había dicho que a su marido lo habían trasladado a un lugar del sur y que cuando ella tuviera a su bebé la iban a llevar junto con el bebé y que ahí iban a cambiar las ideas, que iban a cumplir una pena, que era un lugar abierto. A ella la vino a ver Minicucci.”
Alicia está desaparecida, su hijo es Juan Cabandié, apropiado por Luis Antonio Falco, de la Policía Federal.
“La trajeron de Mar del Plata justo antes de dar a luz. Tuvo una hija en marzo. Estaba desesperada porque ya había estado secuestrada por la ESMA hacía mucho, no sé si en el ‘76, la dejaron en libertad y la reconoció después Pedro Bolita. Había sido secuestrada con su marido, tuvo una hija y la tuvo poquitos días: fue trasladada inmediatamente. Nunca supe más. Después supe que la hija apareció con los abuelos y fue un momento muy particular en la ESMA porque cerraban la pieza (ver nota central).”
Cristina continúa desaparecida.
“Dio a luz un varón, una cosa conmovedora, como Patricia había estudiado medicina idió que no le corten el cordón umbilical y se lo pongan sobre el pecho y decía: ‘No me lo saquen, no me lo saquen’”.
Rodoflo Pérez Roisinblit recuperó su identidad. Fue apropiado por Francisco Gómez, agente civil de la Fuerza Aérea. Patricia sigue desaparecida.
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