Dom 18.12.2011

EL PAíS • SUBNOTA

Dime a quién honras

› Por Horacio Verbitsky

La sede Berazategui de la Escuela de Investigaciones de la Policía, en el camino Centenario, lleva desde abril el nombre de “Comisario General Jorge Vicente Schoo”, por resolución de Casal. En 1974, como director de Institutos de la Bonaerense, Schoo convocó a dar clases magistrales al profesor de latín y griego Carlos Disandro, inspirador de la Concentración Nacional Universitaria, CNU, y formulador de la doctrina de la Sinarquía como fuerza oculta lanzada por judíos y marxistas a la penetración en la Iglesia Católica y la conquista del mundo. Schoo frecuentaba el Instituto Cardenal Cisneros, creado por Disandro para aleccionar sobre el copamiento sinárquico del Concilio Vaticano Segundo, y ambos publicaban sus trabajos paranoicos en una editorial célebre en el nacionalismo ultraplanetario, “La Hostería Volante”. Por esos antecedentes al año siguiente del golpe de 1976 Schoo fue convocado para redactar el Manual de Conducción Policial, que siguió en uso hasta que Felipe Solá llegó a la gobernación. “Toda autoridad proviene de Dios” y “el orden roza lo sagrado”, dice. El texto de Schoo exalta la monarquía, porque la autoridad ejercida por los nobles se basaba en la religión, y denigra la democracia como subversiva. Schoo fue también el introductor de los grupos de choque de la CNU como auxiliares de la policía primero y de las Fuerzas Armadas después en las tareas sucias de la represión. Disandro fue titular de la cátedra de latín en la Universidad Nacional de La Plata. Una de sus alumnas, Sandra Russo, contó hace tres años en este diario una clase a la que asistió, en 1978. “Nos hizo jurar a noventa alumnos obediencia debida a las Fuerzas Armadas en nombre del Arcángel San Gabriel, y después empezó a gritar:

–¡Saquen las armas! ¡Saquen las armas! ¡Vienen los rojos por nosotros!

Se lo llevaron entre cuatro.”

Schoo puede descansar en paz, porque Casal cuida su memoria. El ministro tampoco olvida a sus camaradas carceleros. En diciembre de 2009, convocó al Centro de Oficiales Retirados del Servicio Penitenciario, para incorporar a sus integrantes al servicio como custodios de edificios públicos. Entre los directivos del centro están Guillermo M. McLoughlin y Gustavo Adolfo Schwarzach. Durante las audiencias del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en las cárceles bonaerenses, ambos fueron identificados como miembros de la patota de Julio Barroso, el temido jefe de Inteligencia del SPB durante la dictadura. Casal fue secretario de Barroso años más tarde. En el Día del Agente Penitenciario, los retirados brindaron “por nuestros camaradas que están atravesando una difícil situación”. No todos.

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