La semana pasada las sonrisas regresaron a varios rostros en la Jefatura del Gobierno porteño. La proliferación de encuestas adversas, augurando una amplia diferencia favorable a Mauricio Macri en primera vuelta habían encrespado algunos ánimos en el palacio donde trabaja Aníbal Ibarra. Malestar que subsistía aun cuando se negara la credibilidad de varios sondeos. Pero el viernes 28 de marzo el malestar cesó. El consultor César Mansilla, que desde hace diez días trabaja para el empresario Mauricio Macri, se reunió aquel día con varios funcionarios porteños, entre ellos Jorge Telermann, secretario de Cultura, el jefe de Gabinete, Raúl Fernández, y el vocero de campaña de Ibarra, Carlos Campolongo. El encuentro comenzó en el despacho de Telermann y terminó en el de Fernández. Mansilla había solicitado la reunión aduciendo que poseía una encuesta hecha por su consultora donde, por primera vez, lo daba ganador a Ibarra por sobre Macri. El consultor y publicista mostró una generosa carpeta a los funcionarios mencionados con los detalles del sondeo que, por supuesto, a la luz de su nuevo conchabo con el empresario, guarda bajo siete llaves.