EL PAíS • SUBNOTA › BALANCE DE LOS NOVENTA DíAS DE GESTIóN
› Por Fernando Cibeira y Nicolás Lantos
Amado Boudou no sólo respondió preguntas sobre el caso de Ciccone Calcográfica. A poco de cumplirse 90 días del segundo mandato de Cristina Kirchner, hizo un balance de la situación, con un repaso de lo sucedido con los trenes, los subtes y el paro docente de ayer.
–A 90 días del comienzo de este período, la tragedia de Once y el traspaso de los subtes enturbiaron el clima. ¿Cómo ve la actualidad política?
–La Presidenta lo marcó con toda claridad el día que retomó la palabra frente al pueblo argentino después de su operación, dejó varios conceptos que dejaron entrever los tiempos que venían, tiempos de cambio para sostener el rumbo. Un proceso de transformación como el que se está llevando desde 2003 a la fecha sin dudas requiere etapas. Una etapa fue de reconstrucción de las instituciones, otra etapa de reparación y después la etapa de las transformaciones, que no tienen sólo que ver con las cosas que había que cambiar desde el inicio de la gestión de Néstor Kirchner, como la política económica y social, sino con cosas que debemos transformar dentro de nuestra propia acción, como el tema de los subsidios que fue una excelente herramienta para llegar al punto en el que estamos hoy, pero que para seguir mejorando en la distribución del ingreso y la competitividad hay que ir reorientando hacia los usuarios.
–Se han hecho críticas fuertes sobre la responsabilidad del Estado en la situación de los trenes...
–No cabe duda de que se invirtió muchísimo dinero, como nunca desde el ’83, en el sistema ferroviario y de los subterráneos. Lo que pasa es que éste es un deterioro que viene de muchísimo antes, de la década del ’60, y sin duda no alcanza. Somos los que más insatisfechos estamos porque sabemos que no alcanza y que es importante no cambiar el rumbo. Pero para no cambiar el rumbo necesitamos nuevas herramientas.
–¿Por ejemplo?
–Por ejemplo la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central. La Carta Orgánica que tenemos fue hecha para cumplir a rajatabla con el Consenso de Washington. Hasta ahora hemos podido avanzar haciendo modificaciones importantes como fue el uso de las reservas para pagar deudas. Pero ahora vamos hacia una mejor institucionalidad, porque vamos a tener una transformación más profunda que va a permitir que el Banco Central sea una herramienta más adecuada para el período que viene.
–¿Por qué se decidió dejar por ahora de lado una reforma de la Ley de Entidades Financieras?
–Porque estamos convencidos de que la reforma de fondo es la de la Carta Orgánica. Con esto vamos a poder avanzar con todas aquellas cuestiones importantes de mejora del sistema financiero. La reorientación del crédito en varios aspectos, por un lado a nivel regional: es ridículo que en la Argentina los bancos tomen dinero de las provincias y lo vuelquen en la Capital y Gran Buenos Aires. Es importante trabajar con encajes diferenciales y premios y castigos para orientar el crédito regionalmente. También es importante que el BCRA tenga herramientas para direccionar el crédito en el sentido de más y mejores puestos de trabajo.
–Volviendo al tema de los trenes, la Auditoría General de la Nación esta semana aprobó un informe que habla de muchos incumplimientos...
–Es fundamental interpretar y entender el dolor de los familiares de las víctimas de esta tragedia, pero eso no puede desviar ningún análisis ni discusión. Sin duda hay cuestiones que mejorar y fortalecer, pero también es cierto que la AGN trabaja acumulando papeles, no hay una auditoría que vaya y se haga cargo, que tome una tarea técnica y sea una voz relevante. A mí me gusta mucho más el trabajo que hace la Sigen, día a día, para mejorar la gestión, induciendo y aportando soluciones. Me pareció que la AGN tuvo una lectura demasiado política, poco técnica y sin un aporte constructivo a la situación.
–Desde la Auditoría General señalan que ésa no es su función.
–Bueno, lo más fácil en este país es decir “no es función mía”, y si no miremos a Macri. Si seguimos así vamos a tener gobiernos que no hagan nada, lo cual no es casualidad. Lo de Macri tiene varios ejes. Por un lado, que no le gusta trabajar, no le gusta hacerse cargo. Por otro lado, el marketing de la victimización. Pero también tiene un eje concreto que es el Estado ausente. No creo que sea casualidad que él piense que el Estado no tiene que ocuparse de las cosas. Hace a una visión política del rol del Estado, y por eso tiene 220 días de vacaciones en lo que lleva de gestión.
–Pero hoy en día, ¿quién es responsable del servicio del subte?
–A mí me causó mucha gracia escuchar el debate que proponía el macrismo sobre si lo que hubo fue un acta o un convenio. Yo creo que lo importante es ver qué dicen las cláusulas de ese acta, convenio o como quieran llamarlo, ese papel. Y las cláusulas dicen con toda claridad que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires asume el traspaso del subte con todas las potestades, incluida la potestad tarifaria. Es ridículo que quien llevó un aumento sideral del subte diga: “Bueno, a partir de hoy no lo hago más”. Y de última, si Macri realmente cree que tiene razón, cosa que es absurda, pero supongamos que él piensa que tiene razón, debería haber planteado un plazo para resolver ese compromiso que se haya tomado.
–Hace poco menos de un año, usted lanzaba su precandidatura porteña de la mano de Hugo Moyano, que hoy adoptó una posición crítica con el Gobierno, ¿a qué atribuye este giro?
–La sociedad de hoy no es la del 2003, 2007 o 2009. Todos los dirigentes tomamos responsabilidades y compromisos frente a la sociedad. Vamos marcando cuáles son los rumbos que pensamos más adecuados, y es responsabilidad nuestra encontrar puntos de encuentro sobre los que acordar. Yo creo que es importante que los representantes sindicales puedan encontrar estos puntos de encuentro. Este gobierno está del lado de los trabajadores con mucha fuerza y tiene interlocución muy directa. Nos parece importante que esto se mantenga. Y sobre todo que las políticas de este gobierno van a seguir siendo siempre a favor de los trabajadores, de los que más lo necesitan, por convicción y además porque sabemos que esto es lo que más le sirve al conjunto de los argentinos. Las políticas de los últimos ocho años han mejorado al conjunto del pueblo: a los empresarios les ha ido mejor, a los productores agropecuarios les ha ido mejor, pero sobre todo a los trabajadores les ha ido mucho mejor que en cualquier otra etapa si uno mira 50 o 60 años atrás.
–¿Y los reclamos docentes?
–Me parecen un acto de injusticia con el Gobierno y con el conjunto de la sociedad. Los docentes han avanzado mucho en estos años en términos monetarios, pero más aún en términos de la puesta en valor que hizo este gobierno del sector docente y de la educación. Esto tiene que ver con salarios docentes, con inversión en infraestructura, con el aporte de elementos como las netbooks, con la mejora del sistema universitario y la apertura de nuevas universidades, y con algo inédito que es el seis y medio por ciento del producto bruto invertido en el sistema educativo. En honor a todo esto, me parece que tiene que haber discusión, que nadie tiene que bajar sus banderas, pero también que tiene que haber clases.
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