EL PAíS • SUBNOTA › LOS REPRESENTANTES DE ARGENTINA Y MALVINAS
› Por Victoria Ginzberg
Marcelo Luis Vernet habló de la abuela de su abuela. La mujer del primer gobernador político y militar de Malvinas. Alejandro Betts de su propia experiencia. Nació en las islas y vive en Córdoba desde 1982. Son los peticionarios argentinos y no fue su primera vez ante el Comité de Descolonización. Fueron a la vez los encargados de responder a los representantes de los isleños, Roger Edwards y Mike Summers, miembros de la Asamblea Legislativa de Malvinas, quienes presentaron el problema como una cuestión de “autodeterminación de los pueblos”. “El Reino Unido utiliza la infundada excusa de la autodeterminación para el establecimiento de una poderosa base militar que sirve exclusivamente a sus intereses estratégicos en el control absoluto del Atlántico Sur en toda su extensión”, dijo Betts.
Según el funcionamiento del comité, son los “peticionarios” quienes hacen sus solicitudes ante el foro. Los cuatro peticionarios que hablaron ayer se ubicaron en la parte de atrás del salón, en la misma fila de sillas, pero dejando entre argentinos e isleños dos asientos vacíos.
La exposición de Edwards estuvo centrada en señalar que la Argentina era en realidad quien tenía pretensiones colonialistas sobre las Malvinas (las llamó Falklands) y que el gobierno de CFK era “hipócrita” porque no respetaba los derechos humanos de los kelpers. Dijo que las islas tienen una Constitución poscolonial y autogobernanza interna. “En 1833 (cuando el Reino Unido invadió las islas) no existía el principio de integridad territorial. Las Malvinas nunca fueron argentinas. Ningún civil fue expulsado en 1833”, dijo.
Summers aseguró que en Malvinas viven tres mil personas que “han llegado de todas partes del mundo y viven allí por su propia voluntad” y que poseen una Asamblea Legislativa independiente que los gobierna. Mencionó que le gustaría entregarle a la Presidenta una carta para entablar un diálogo acerca de temas de interés mutuo y para preservar el ambiente del Atlántico Sur.
Betts refutó algunas de esas apreciaciones. Dijo que el “censo colonial” de 2006 arrojó que un 37 por ciento de la población acreditaba menos de diez años de residencia en las islas y que el incremento poblacional resulta en gran medida de la política británica de contratación de mano de obra del Reino Unido y Santa Elena, otra colonia de ese país. “El derecho a la libre determinación no surge ni se crea para favorecer la continuidad de conquistas militares seguidas de la instalación de una población afín al conquistador para hacerles decir que quieren seguir bajo la misma situación, como ocurre hoy en Malvinas”, dijo. Agregó que los ciudadanos argentinos no pueden radicarse, ser propietarios o tener tierras allí y que el “gobierno” de Malvinas “no es independiente”, ya que la administración ejecutiva recae sobre un gobernador nombrado por la Corona que designa a parte de los miembros de la Asamblea Legislativa.
Vernet hizo un relato en base al diario de la abuela de su abuela, María Sáenz de Vernet, donde describe la vida en Malvinas en 1829 como la de un pueblo que comenzaba a formarse con pobladores de distintas provincias argentinas, con uruguayos, tehuelches, alemanes, escoceses, franceses, genoveses, ingleses, irlandeses y africanos que iban destinados a Brasil como esclavos. El 30 de agosto de 1829, según la mujer, Vernet decide tomar posesión de las islas en nombre del gobierno de Buenos Aires. “A las doce se reunieron todos los habitantes, se enarboló la bandera nacional, a cuyo tiempo se tiraron 21 cañonazos, repitiéndose sin cesar el viva la Patria.” “Vengo a dar testimonio de esta historia de paz, negada por el usurpador, para contrastarla con el presente: una base militar británica en el Atlántico Sur, un enclave colonial desgajado de su natural pertenencia americana, una factoría con población transplantada”, expresó. Luego de la sesión le preguntaron al canciller Héctor Timerman por qué Argentina no había aceptado la carta de los kelpers. “Argentina es un Estado, miembro de Naciones Unidas, y dialoga con otros Estados. Estamos dispuestos a aceptar cualquier carta que envíe el gobierno británico. La solución a este conflicto es el diálogo con Gran Bretaña, lo dice la ONU”, señaló.
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