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Advierten que quedó inconclusa la obra que pudo evitar el desastre
Especialistas de la Universidad Nacional del Litoral aseguran que un estudio de 1992, pedido por el propio gobierno de Reutemann, alertaba sobre un posible desastre. A partir de ese trabajo se construyeron las defensas, pero la obra quedó a medias.
› Por Carlos Rodríguez
Desde Santa Fe
Como si no bastara con las aguas que lo llenan todo, ahora crece también la polémica, que tiene en el centro al gobernador Carlos Reutemann, para determinar quién fue el responsable de que no se haya tomado ninguna medida preventiva contra la gran inundación, cuando se sabía desde mediados de marzo –como lo dijo Página/12 el 30 de abril– que el río Salado venía subiendo a un ritmo que ya se consideraba excepcional. La primera piedra la arrojó el propio Reutemann cuando aseguró que los técnicos de la Universidad del Litoral “que son los que saben”, nunca le había dicho nada sobre el problema. Ayer, luego de aclarar que lamentaba hablar del tema “cuando sólo deberíamos atender a los afectados”, el rector Mario Barletta, y el decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas, recordaron que hay estudios realizados desde el año 1978 y hasta 1992 inclusive “con pleno conocimiento de las autoridades”, que señalaban la necesidad de seguir de cerca la evolución del curso del Salado. Los especialistas agregaron que las obrar de contención que fueron recomendadas quedaron inconclusas. Reutemann también apuntó hacia adentro de su gabinete y todo hace pensar que el actual director de Obras Hidráulicas, Ricardo Fratti, está “con los dos pies afuera de la cartera”.
“Todos los responsables tendrán que rendir cuentas”, advirtió el propio Reutemann, aludiendo sin nombrarlos a Fratti y al ministro de Obras Públicas, Edgardo Berli, quien ayer reconoció, por si hacía falta, que el agua vino para quedarse “por un buen tiempo”. El boquete que hay detrás del Hipódromo de Las Flores, por donde sigue ingresando el agua que copó un tercio de la capital, podrá ser cerrado recién “en tres o cuatro días” y a partir de allí comenzarán a trabajar las bombas –por ahora sólo hay dos funcionando en otro sector de la ciudad– que podrían llegar a extraer todo el líquido acumulado en otros veinte días más, cuando menos. Mientras tanto, las 14.000 viviendas afectadas seguirán cubiertas por el reguero que dejó el Salado y que mantiene en vilo a los santafesinos.
Barletta y Loseco reunieron al periodismo para dar “una respuesta al gobernador, dentro del ánimo de la lógica académica y para que se recuerden todos los antecedentes reunidos sobre el Salado”. Los primeros trabajos, sobre la cuenca inferior de ese curso de agua, “datan del año 1978” y fueron realizados por el actual Instituto Nacional del Agua, que es un organismo que depende del gobierno nacional. Dada la importancia y latente peligrosidad del Salado, se instaló una red para “medir niveles y caudales” que funcionó hasta 1989. “La red dejó de funcionar por decisión del Estado, que si hubiera considerado importante esa medición habría contribuido a que hoy tuviéramos 24 años de registros que hubieran sido de mucha utilidad” para poder seguir paso a paso la creciente del río en las actuales circunstancias.
Un segundo antecedente, “muy importante” según Barletta, fue “la delimitación de áreas de riesgo en Santa Fe, tanto en relación con el Paraná como con el Salado”. Allí se marcaron los puntos que debían ser controlados “porque hasta allí podían llegar las aguas ante una eventual crecida excepcional del río Salado”. Este estudio data del año 1992 y “fue pedido por el gobierno”, a cuya cabeza estaba Reutemann en su primera gestión. “El estudio decía concretamente que si el río Salado crece, llegaría hasta la ciudad de Santa Fe y el plano que se había realizado coincide con las imágenes satelitales que hoy estamos recibiendo sobre el actual desastre”, puntualizó Barletta.
A partir de esa advertencia fue que se construyó la actual defensa en la zona oeste de la ciudad. “El problema fue que se construyeron el tramo uno y el tramo dos, pero nunca se hizo el tramo tres, que es por donde ahora ingresaron las aguas. Esa fue la puerta abierta que tuvo el Salado para llegar hasta donde llegó”. En el año 1998, y también a pedido del gobiernode la provincia, entonces a cargo de Jorge Obeid, se hizo un estudio para la construcción de un nuevo puente carretero entre Santa Fe y Santo Tomé, por encima del Salado.
“Esos trabajos proponen, para una recurrencia de cien años, que es una recurrencia baja, un caudal de 3.010 metros cúbicos por segundo”, que coinciden con los números a los que se llegaron en la actual contingencia. También hubo otro pedido para redimensionar el puente que está sobre la autopista Santa Fe-Rosario y que hoy está cerrado como consecuencia de la inundación. Ese puente “tiene una luz muy estrecha para el paso del río, lo que genera problemas erosivos y un levantamiento del nivel del río Salado, que genera hacia mayores cotas”. La Universidad ya hizo llegar hace un tiempo su propuesta, que de haberse tomado a tiempo hubiera evitado parte del problema y hubiera impedido que el puente saliera de servicio, como ocurre hoy. El estudio se realizó en 1998 para la empresa Autopistas de Santa Fe (Aufe), con pleno conocimiento de las autoridades provinciales.
Todos los trabajos enumerados por Barletta y Loseco estaban acompañados “con cálculos de crecida de más de 3.000 metros cúbicos, que es lo que está pasando ahora”. Una de las preguntas que se hicieron los académicos fue “¿Por qué no se terminó de construir el tercer tramo de la defensa de la zona oeste?”. Recordó que “los profesionales recomendaron esa construcción y el propio gobierno de la provincia, hace tres años, a través de una empresa concesionaria, coincidió en lo mismo y los trabajos empezaron”, pero luego quedaron a medio hacer. “Si se hubiera terminado esa obra, hoy no habría pasado y lo decimos con total seguridad porque la crecida no pudo superar nunca los tramos uno y dos de la defensa”.
Incluso recordaron que “el agua acumulada en la pileta en la que se ha convertido hoy la ciudad y que entró por lo que debería ser el tramo tres, alcanzó una altura que supera a la que quedó del otro lado de las defensas que se construyeron. Es decir que es más alta la cota en la ciudad que en el río mismo. Y las aguas de adentro tampoco superaron las defensas, por eso el agua se mantiene estancada. Esto confirma que tenemos razón y que la defensa oeste solucionaba el problema”.
Barletta confirmó, además que la Secretaría de Recursos Hídricos de la Nación, a través de un sistema de control de ríos de todo el país, “ya en marzo había advertido sobre una cuenca del Salado saturada, que ante la eventualidad de lluvias podría causar crecidas excepcionales”. Además, mucho más cercano en el tiempo, cuando se produjeron las primeras lluvias en la cuenca baja, hubo “cinco días hasta que llegara el agua a la ciudad y allí lo que faltó fue un plan de contingencia para enfrentar lo que era un hecho consumado”.
Anoche, Reutemann insistió en que “ningún técnico dentro o fuera del gobierno avisó sobre la catástrofe que podía ocurrir”. “La realidad se llevó todos los proyectos e informes”, agregó después. En cuanto al ingeniero Fratti, que es el experto del gobierno, desde hace cuatro días viene eludiendo cualquier contacto con el enviado de este diario.
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