“El gobierno nacional resolvió este año 1500 paritarias y Macri no pudo resolver una, eso habla a las claras de su capacidad para gestionar.” La comparación corresponde al ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, que en los últimos días ofició como vocero del gobierno nacional en la disputa con la administración porteña por la no resolución del conflicto por el que los trabajadores del subterráneo mantienen el servicio interrumpido desde el viernes de la semana pasada. El funcionario, en declaraciones radiales, señaló que el jefe de Gobierno de la CABA “vincula a los metrodelegados con el gobierno nacional para esconder parte de su incapacidad y eludir la responsabilidad” y recordó que “cuando la Nación administraba el subte, los metrodelegados hacían un promedio de entre 20 y 30 protestas por año, y jamás fueron acusados de macristas”.

“Todos los argentinos seguramente recordarán cuando no querían cargar la tarjeta SUBE porque esgrimían que eso les provocaba tendinitis. Fue la propia Presidenta la que se quejó por aquella medida –agregó Randazzo–. Hubo dos protestas por este tema, una en septiembre y otra en diciembre del año pasado. Y nunca pensamos que para resolverlo había que acusarlos de trabajar para Macri. Nosotros cada problema que tenemos lo enfrentamos sin poner la culpa en los demás.”

Un día después de que el Gobierno de la Ciudad se decidiera a intervenir finalmente en el conflicto, el titular de Interior y Transporte señaló que Macri “estuvo cinco días diciendo que no le correspondía a la Secretaría de Trabajo de la Ciudad ser el mediador del conflicto entre empleadores y empleados, y esa negociación terminó haciéndose allí, el ámbito que él se negó sistemáticamente a usar, hasta que una jueza lo obligó a hacerlo”. Y sostuvo que “si hubiese convocado a la paritaria el lunes, se podrían haber evitado muchos días de medida de fuerza”.

Por parte del PRO, quien salió al cruce fue el legislador porteño Sergio Bergman quien, en línea con la postura pública del jefe de Gobierno, aseguró que el paro de los metrodelegados es “de índole meramente política” y que responde a un plan del kirchnerismo al que “no le importa la gente”, cuyo objetivo es “fundir la ciudad de Buenos Aires” para perjudicar políticamente a Macri. “Esta es una pelea entre quienes están del lado de los ciudadanos y quienes quieren destruir al que piensa distinto. Hay que terminar con esta lógica de confrontación que plantea el oficialismo porque la que está de rehén es la gente.”

El referente del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner, por su parte, manifestó a través de Twitter su opinión sobre el conflicto. “El transporte de personas constituye un servicio público, si no se presta, ¿quién se perjudica?”, escribió el ex gobernador de Santa Fe, para quien el problema “técnicamente es fácil de resolver”. La fórmula que propuso es “determinar el costo, fijar la tarifa y definir quién paga la diferencia”. Mientras tanto, la dirigente de izquierda Vilma Ripoll (que ahora forma parte de Proyecto Sur) opinó que “después de años de acumular ganancias con la concesión, Metrovías dice no tener plata y no da respuestas, debe irse ya”.