Mauricio Macri hoy pide al gobierno nacional el doble de dinero que reclamaba en marzo para aceptar el subte. Cuando el jefe de Gobierno porteño decidió rechazar el traspaso del subterráneo, su equipo de comunicación le entregó a la prensa un listado de obras adeudadas que –según el cálculo de la gestión PRO– ascendían a 1323 millones de dólares. El viernes, el líder del PRO señaló que la Nación adeuda “14 mil millones de pesos”. Al cambio oficial, representan 3036 millones de dólares: más del doble de lo que pedía en marzo. Ni siquiera con el llamado “dólar blue” se llega a la misma cifra que exige ahora Macri. Sigue siendo casi dos veces lo que reclamaba seis meses atrás.

“Cada vez ponen más excusas y demandas porque, en realidad, no quieren llegar a un acuerdo”, sostuvo ayer la vicejefa María Eugenia Vidal sobre los metrodelegados. Pero la misma lógica podría encontrarse en la estrategia del gobierno porteño. En enero, Macri firmó un acta-acuerdo con el gobierno nacional por la que aceptó el traspaso de la potestad de fiscalización y control y de las tarifas. Esta última la utilizó para subir el precio del viaje a 2,50, pero el viernes aclaró que se quedó corto: “Debería costar 5,50”, avisó Macri. En marzo, tras la tragedia de Once, en la que murieron 51 personas, Macri rechazó lo que había firmado y dijo que le “devolvía” lo transferido al gobierno nacional. Las dos gestiones se cruzaron denuncias judiciales.

La clave de este conflicto es quién pone el dinero. Desde el macrismo condicionaron la aceptación del traspaso a las inversiones del gobierno nacional. A esto le sumaron, hace menos tiempo, la aprobación de créditos internacionales del BID para nuevas obras de extensión de la red.

Cuando Macri rechazó el traspaso, en marzo, presentó a los periodistas un listado de las obras que adeudaba el gobierno nacional. Página/12 se guardó una copia: se trata de un listado de 31 puntos, que va de la instalación de aire acondicionado en las unidades de la línea D a la construcción de túneles de la línea A. Sobre cada obra hay un análisis del status: en siete dice que están “en curso”, mientras que otras aparecen como “no iniciadas”. Las obras que exigen se basan en distintos planes nacionales (uno de la época de Fernando de la Rúa, otro basado en un decreto que firmó Néstor Kirchner). La gestión PRO hace una estimación del monto obra por obra y, como total, calcula 1323 millones de dólares.

Ahora bien, Macri sostuvo el viernes que el gobierno nacional debe hacer obras por “14 mil millones de pesos”. Convertido al cambio oficial del día en que lo dijo (4,61), se trata de 3036 millones de dólares, más del doble de los 1323 millones que pedía en marzo. Si se toma el dólar blue de ese mismo día (6,27), tampoco da la cuenta: son 2232 millones de dólares, un poco menos del doble de lo que exigía hace seis meses.

¿Cómo hicieron el cálculo en Bolívar 1? Este diario pidió explicaciones, que nunca llegaron. En un comunicado del gobierno porteño, en el que cuestionaron el spot que difundió el gobierno nacional en Fútbol para Todos, dijeron que la deuda “hoy equivale a 10 mil millones de pesos”. Es un cambio de cuatro mil millones de pesos con respecto a lo que decía Macri un día antes.

Cuentas que no cierran

Los equipos técnicos del auditor porteño Eduardo Epszteyn señalaron que Macri hizo, en promedio de los últimos cuatro años, reasignaciones presupuestarias de cerca del 14 por ciento del presupuesto total. Aceptar el subte implicaría un 2 por ciento del gasto total del presupuesto de la Ciudad, que se destinaría a cubrir la operación: son 700 millones de pesos anuales, según advierte el auditor. Macri calcula, en cambio, que son entre 800 y 1000 millones, aunque tampoco reveló cómo hace esa cuenta. “Es mentira que no es posible reasignar presupuesto, el problema es de la prioridad y la decisión política”, advierte Epszteyn en su informe.

También destacó que la concepción de Macri de aumentar la tarifa a 5,50 implica una política en la que el Estado porteño no pone ni un peso en subsidios, sino que traslada todos los costos a los pasajeros. “El costo fiscal de la Ciudad, en todo lo referido al control de la concesión, es cero”, remarca en el texto. Esto se combina con un aumento constante de los impuestos: “La presión tributaria creció un 20 por ciento y las inversiones de la Ciudad cayeron un 14,5 por ciento. En la plataforma de su campaña, Macri sostuvo que su gobierno no incrementaría impuestos y ampliaría las inversiones. Todo lo contrario”, apunta Epszteyn. El caso más paradigmático que cita es la caída abrupta de las inversiones del subte en 2009, cuando el gobierno porteño se endeudó a tasas altas en el mercado internacional para hacer nuevas estaciones, pero no utilizó el dinero, dado que no estaban terminadas las licitaciones.

El auditor también analiza las declaraciones de Macri sobre que prefiere “que la gente no viaje en subte a que se maten”. La contrasta con el caso de la línea H, en donde la concesión es entre Sbase –la empresa estatal que depende de Macri– y Metrovías desde el comienzo. Esto es así porque se trata de una línea creada con posterioridad al contrato de concesión de 1993. “Los coches de la línea H tienen antigüedad y su mantenimiento fue y es realizado por la misma empresa que hoy el jefe de Gobierno acusa de deficiente, apelando a la inseguridad, mientras no hubo de su parte ningún mecanismo aplicado a revocar con anterioridad la operación de un contrato donde la Nación no tuvo ni tiene intervención”, indica Epszteyn en su informe. El auditor kirchnerista indicó a este diario que “un jefe de Gobierno tiene que ser responsable. No puede hablar de tarifas en el aire, ni incentivar el miedo en los pasajeros del subte cuando dice que no puede funcionar”.